Lecturas Tercera Agosto 2012 - Insumisos
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─Mira, yo tengo cuidado de no pronunciar ese nombre. No lo uso.<br />
En California no se nombra a la eMe. Ni a sus soldados, elegidos de entre los miembros de las pandillas<br />
sureñas para que ejecuten órdenes y se manchen las manos matando por la Mafia. Ni a sus carnales, los<br />
verdaderos miembros de esta pandilla de pandillas, elegidos en secreto por el resto de carnales de entre los<br />
pandilleros más influyentes y de trayectoria más firme en el Sur del Estado. Al igual que sucede en muchas<br />
comunidades salvadoreñas, donde a los pandilleros de la Mara Salvatrucha o del Barrio 18 se les llama<br />
tímidamente “los muchachos”, para no incomodar, para no invocarlos con la palabra, en Los Ángeles a la<br />
Mafia Mexicana y sus hombres se les llama con respeto reverencial “los Señores”, o se elude directamente<br />
hablar de ellos.<br />
─No lo usemos, ok.<br />
─Había una diferencia. No quiero parecer un fanático religioso pero sí, soy un fanático. Por esto sigo aquí, en<br />
esta labor, 22 años después. Aquí sigo, en el filo de la navaja, todos los días. Mirá, yo no le digo a la gente<br />
todo lo que hacemos... -Blinky baja la voz, como diciendo un secreto- porque se celan. Es triste, man. Acá en<br />
Los Ángeles el gobierno quiere poner lo que hacemos en una cajita, con un lazo, y lo quiere vender... Porque<br />
en estos días este trabajo se ha vuelto bien sexy. Pero esto es una obra, man. Y requiere el sudor de la<br />
frente.<br />
─¿Cuál es la diferencia con lo que pasaba en la ciudad de Los Ángeles?<br />
─Lo de aquí (el Valle de San Fernando) para mí era un milagro. Suena sencillo, pero no lo es. Ellos sabían que<br />
a mí me mataron a mi hijo y que era un hombre íntegro. Y teníamos el apoyo de dos iglesias: una popular,<br />
de calle; y otra grande, la Church on The Way. Sin firmas, sin contratos... Lo que estaba pasando aquí tenía la<br />
mano de Dios.<br />
─¿Y lo de Los Ángeles no?<br />
─Allí era diferente programa.<br />
─¿Y por qué terminaron las reuniones de Pacoima Park?<br />
─Ya habían pasado tres años y para seguir adelante necesitábamos fondos. Y estaba el cansancio, man. No<br />
había instructores, no había trabajos que ofrecer a los vatos, no había dónde meter a esa juventud y a los<br />
adultos para ir a escuelas... Y estaba de por medio la política, porque ellos estaban viendo todo desde la<br />
cárcel. Ellos saben siempre más que la gente aquí fuera.<br />
A Blinky le gusta dramatizar con el cuerpo y la voz cuando habla. Más que decir la última frase la ha<br />
susurrado. Pero cuesta no creerle. Es decir, uno considera la posibilidad de que parte de que lo que dice no<br />
sea cierto o incluya imprecisiones, pero cuesta imaginar que esté mintiendo, que no crea sus propias<br />
palabras. Habla de forma apasionada y en su español con acento estadounidense se confunden identidades<br />
y argots. “Vatos”, “madrecita”, “commodities”. Se recuesta en la silla y se coloca las manos tras la cabeza. A<br />
los 58 años es tan corpulento que sus brazos parecen demasiado cortos para haber sido los de un luchador.<br />
De repente se lanza de nuevo hacia adelante, para seguir hablando.<br />
─Mirá, yo no soy tan pendejo como para no saber que estaban pasando otras cosas, pero esos no eran mis<br />
asuntos. Mi asunto era parar la violencia. Es como una batería: tiene un polo positivo y otro negativo... ¡pero<br />
produce energía, man! La cosa era cómo parar la violencia, cómo hacer que las madres del barrio pudieran<br />
dormir bien por la noche, por el barrio, por la raza latina. Cuando empezamos a ver elementos externos<br />
tratando de usar lo que nosotros estábamos haciendo dejamos de hacer las reuniones, pero seguimos<br />
haciendo el trabajo. Entonces fue que nos convertimos en una ong.