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Lecturas Tercera Agosto 2012 - Insumisos

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─¿Por la amistad? ¿Para que la Mara no sumara un nuevo enemigo?<br />

─No me crean, pero en la Normandie éramos diferentes, porque en la zona de la Normandie estaban todavía<br />

los Playboys y mi clica en esos años todavía se llevaba muy bien con los Playboys, aunque eran enemigos de<br />

la 18. A nosotros de cierta manera no nos caían muy bien los 18. Pero otras clicas estaban bien atadas a<br />

ellos, y esa era la relación que se tenía que mantener.<br />

─¿Y qué hicieron para solucionarlo?<br />

─Nada. Se iba a tratar pero no dio tiempo. Los muchachos de la Western y los amigos íntimos de Shaggy no<br />

dieron oportunidad, y al amanecer ya había como cuatro muertos.<br />

Engrasar la maquinaria de la venganza después de aquello fue fácil. El Barrio 18 y la Mara Salvatrucha eran<br />

tan cercanas que cada pandilla conocía los escondites de la otra y dónde vivían sus miembros. En los años<br />

que siguieron, cuando a un enemigo se le encendía una luz verde, una condena de muerte, siempre había<br />

alguien que sabía dónde encontrarlo. Y los nombres de los muertos nuevos fueron haciendo olvidar a<br />

aquellos primeros.<br />

─A los pandilleros no les importa la historia. Si les importara, estarían estudiando historia en la escuela. -dice<br />

Alex Sánchez.- Yo conocí al Shaggy. Cuando lo mataron tenía más o menos mi edad, 17 años. Solía verlo<br />

pasar la tarde en un Taco Bell cerca de aquel callejón, junto a su novia. Pero ahora casi nadie en la Mara se<br />

acuerda de él. Viene la gente, se va... y solo quedan leyendas.<br />

* * *<br />

─¿De verdad crees que todo esto empezó solo por una mujer?<br />

Sentada en la terraza de un bar en San Salvador, con su segunda cerveza delante, la Chele lanza una mirada<br />

de cansancio y repite lo que nos ha dicho ya otras veces: que la gente inventa historias, que agarra los<br />

hechos y les pone orejas y rabo, que en este mundo de las pandillas los homies hablan como si lo supieran<br />

todo pero casi nadie sabe de verdad qué o quién pasó por la historia de la Mara. La Chele suele presumir de<br />

feminista y ha apuntado con una pistola a la cabeza de hombres que la quisieron mirar de menos, pero<br />

repite que la guerra entre la Mara Salvatrucha y el Barrio 18 empezó por algo más importante que el cariño<br />

de una chica.<br />

─Pues eso dicen: que esa noche comenzó el pleito y que a la mañana siguiente ya había cuatro muertos. -le<br />

insistimos.<br />

─Pues sí, pero la cosa no pasó de un día para otro. Venía de antes. La onda es que por esos días tres<br />

salvadoreños de la 18 se habían brincado a la Mara, pero por decirlo de algún modo no se habían salido de<br />

la 18 primero. Y dos de esos se habían brincado a la clica Western Locos.<br />

─¿Y estaban en esa fiesta?<br />

─Parece que sí. La cosa es que en esa fiesta se discutió por eso, y ahí viene lo de la UZI. Al Shaggy las balas le<br />

volaron una mano y lo mataron. Pero no fue planeado. Y el siguiente muerto no fue esa noche. Fue días<br />

después, esa misma semana.<br />

─¿Quién fue?<br />

─El Funny, de la 18. El Funny pasaba por el territorio de la Normandie sin saber nada de lo que había<br />

ocurrido, y los homies de la Mara lo llamaron. En una casa lo tuvieron horas haciéndole de todo, hasta que<br />

lo mataron.

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