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Lecturas Tercera Agosto 2012 - Insumisos

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nuevo cuño. Pero todas se pueden agrupar en dos formas predominantes de violencia estatal: la guerra<br />

antiterrorista y la guerra contra el crimen.<br />

América Latina las conoce de primera mano. ¿Qué es lo nuevo, entonces, en ellas?<br />

La centralidad del fenómeno de la seguridad en la agenda política, que no en todos los países aparece como<br />

“guerra”, pero sí como amenaza social, habilita una transformación del derecho que permite nuevas formas<br />

de ejercicio de la violencia estatal, más ligadas al derecho de excepción. La guerra contra el terrorismo<br />

habilita la guerra contra el antiterrorismo, que instaura medidas de excepción. Lo mismo con el crimen<br />

organizado.<br />

Usted también marca un ajuste de cuentas con la democracia tal como se la concibe hoy en el mundo:<br />

mucho más extensiva en términos geográficos y de enunciación de derechos y, a su vez, más restringida en<br />

cuanto a ejercicio real.<br />

Éste es un tema fundamental: de qué democracia estamos hablando. Existe consenso sobre que la<br />

democracia es la forma de gobierno legítima por excelencia, pero la democracia de esta reorganización es<br />

absolutamente formal. En realidad, sería más lógico hablar de una suerte de oligarquía, dado que es un<br />

régimen que tiene establecidos procedimientos que son técnicamente democráticos, pero en manos del<br />

poder económico. De todos modos, hay una lucha política de gran importancia que trata de instalar<br />

democracias más participativas y ponen cierto freno a esta reorganización hegemónica. Aquellos gobiernos<br />

más participativos funcionan como verdaderas resistencias a este avance del modelo global.<br />

MOVIMIENTOS ALTERNATIVOS<br />

En el libro, marca como características del mundo actual la “desestructuración de la política” y el<br />

debilitamiento de la autonomía del Estado. En algunas regiones de América Latina, sin embargo, parecen<br />

estar dándose signos de sentido inverso. ¿Comparte?<br />

Exactamente. Cuando hablaba de las luchas que tratan de instalar democracias más participativas me refería<br />

a muchas de estas experiencias. Con todas sus restricciones y particularidades, son modelos que están<br />

proponiendo una resistencia a esta penetración y este vaciamiento que implica la reorganización global.<br />

¿Cuáles son las rupturas que establecerían esos modelos alternativos?<br />

Todas las cosas que van en contra, erosionan, dificultan o demoran la penetración de estos grandes poderes<br />

globales en las respectivas sociedades son importantes. Los rasgos distintivos de estas democracias<br />

alternativas, que intentan ser participativas y reales, están ligados con la voluntad de atender cierta<br />

redistribución de la riqueza, intentar una participación mayor en lo político y económico, propiciar formas<br />

de autoorganización y, por supuesto, disputar sentido con los medios de comunicación, que son un factor de<br />

poder extraordinario que violentan las agendas nacionales.<br />

En América Latina se está dando un abanico de experiencias muy diversas. ¿A cuáles se refiere?<br />

A la Venezuela de Hugo Chávez, a la Argentina de los Kirchner, a la Brasil del PT, al Ecuador de Correa, a la<br />

Bolivia de Evo… Todas, a su modo, intentan poner un freno a esta penetración. Que en todos los casos<br />

enfrenten problemas con los medios de comunicación, tampoco es casual. Algunas con más decisión, otras<br />

con menos, necesitan establecer su propia política comunicacional ante medios que las hostigan o,<br />

directamente, propician movimientos de desestabilización. Y todas tienen una mayor participación del<br />

Estado como instancia de regulación, ante un contexto que pide lo opuesto.<br />

En la última década pareció instalarse, desde estos medios, un discurso adverso con los nuevos gobiernos de<br />

la región, que pretendía cerrarles caminos y ser aleccionador con ellos. Sólo tuvieron éxitos muy parciales.<br />

Pero ahora aparecen sucesos como los de Paraguay...<br />

Sucesos como los de Paraguay y los que enfrenta Evo Morales en Bolivia. No son elementos aislados, sino<br />

parte de una política de intento de cortar estos modelos alternativos que -estimo- va a ir en ascenso.

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