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Educación Inclusiva II

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Diplomado en <strong>Educación</strong> <strong>Inclusiva</strong> <strong>II</strong><br />

Propósitos: determinar si los docentes adquirieron los conocimientos propuestos para el bloque.<br />

Tipo de actividad: reflexión sobre el contenido/ grupal.<br />

Tiempo: 60 minutos.<br />

Consignas: realice la lectura del siguiente caso.<br />

112 DGFCMS<br />

¿Quién quiere trabajar con él?<br />

Matías un niño sobresaliente<br />

Lic. Ma. Magdalena Chávez Gudiño<br />

Matías es un niño como todos, juguetón, alegre, pero muy inquieto, sus maestros no saben qué<br />

hacer, mejor dicho….no saben qué enseñarle, el alumno exige cada día más y en Matemáticas ni<br />

que decir, ¡es un genio!<br />

Matías tiene 8 años, comenzó a deletrear el alfabeto cuando estaba en la “cuna”, eso tal vez no<br />

tendría mucha importancia, pues los padres, al ser ambos profesionales y con posgrados, le<br />

pudieron haber enseñado, sin embargo lo que sí los sorprendió es que además ¡podía deletrear al<br />

revés!<br />

Desde ese momento la madre comenzó a sentir un gran temor, su hijo era un niño sobresaliente.<br />

Por el contrario de lo que uno podría creer, que el tener un hijo con un coeficiente intelectual por<br />

arriba de los 150 es la noticia más grande y feliz del mundo, que es como sacarse la lotería, la<br />

realidad es que se convierte en una carga muy pesada para todos, en especial para los padres,<br />

puesto que llega el momento en que, por más que se buscan alternativas de aprendizaje, estas no<br />

logran satisfacer al niño, o no lo hacen por mucho tiempo, convirtiéndose esto en una constante<br />

búsqueda de nuevas respuestas y a la vez una presión por no querer estimular más de lo debido.<br />

Para los padres puede ser frustrante el saberse superados por su hijo y no tener las respuestas<br />

que éste demanda, a pesar que son profesionales y maestros de posgrado en una universidad<br />

prestigiosa y de alto nivel académico.<br />

Al nacimiento, Matías estaba muy desarrollado, era un niño “enorme” (palabras de su mamá),<br />

pero todo era “normal”; sin embargo, durante los primeros tres o cuatro meses el niño no dormía<br />

durante el día, la abuela manifestaba que el niño tal vez estaba enfermo, “eso no era normal”,<br />

lloraba mucho si lo acostaban, la madre debía tenerlo recostado en su pecho con el fin de que el<br />

niño pudiera ver a su alrededor, es decir sus ojos observaban todo lo que le rodeaba y por ello, el<br />

hecho de dormir la “siesta” tal vez le restaba momentos de observación.<br />

A los 10 meses se dieron cuenta que identificaba los colores, le pedían que señalara tal color y lo<br />

hacía, a los 12 meses Matías contaba hasta el 15, a los 18 meses comenzó con las letras y esa<br />

etapa fue muy cansada para los padres, pues cada vez que salían el niño debía leer las placas de<br />

los carros, letra por letra, número por número, eso era muy estimulante para él; pronto comenzó<br />

a leer de forma convencional, a los dos años, además ya realizaba sumas y restas sencillas, por tal<br />

motivo lo ingresaron a un colegio, en maternal uno, pero no lo aguantaron y lo pasaron a maternal<br />

2; Matías tenía ya 30 meses, dos años y medio, este grado fue muy gratificador pues había libros<br />

de matemáticas, español y trazos, el alumno terminó con todos ellos en sólo dos meses, por tal

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