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revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA

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EL <strong>ARTE</strong> HISPANOAMERICANO<br />

CONTEMPORÁNEO<br />

Carmen Pineda Sánchez<br />

Universidad de Córdoba<br />

Introducción<br />

La llegada de los españoles a América puso fin al<br />

arte precolombino. A partir de ese momento, la influencia<br />

de la metrópoli condicionó temática y estilísticamente la<br />

producción artística autóctona. Los modelos peninsulares<br />

se trasladaron apenas sin variación, y se produjo una<br />

fusión entre el arte español y el indígena, que dio<br />

lugar a un arte español en América, más que un arte<br />

propiamente americano. Sin embargo, la influencia<br />

europea a principios del siglo XX, tanto estética como<br />

físicamente, significó el arranque artístico de América y<br />

el fin de la dependencia exterior. Algunos movimientos,<br />

como los muralistas mexicanos, no buscaron sus<br />

referentes en las vanguardias, sino en el floreciente<br />

Renacimiento, y lo adaptaron a una época de ideologías<br />

y conflictos sociales.<br />

1. Arquitectura<br />

A este planteamiento hay que formularle dos<br />

objeciones, la primera, que la tradición neoclásica<br />

española, impuesta en las colonias por los últimos<br />

Borbones, se mantuvo vigente ya lo más que se llegó fue<br />

a universalizar los modelos impartidos por la Academia<br />

de San Fernando, tiñéndolos con el aporte foráneo de<br />

recetas italianas y francesas; la segunda, que esta<br />

norma fue exclusiva de las minorías dirigentes, puesto<br />

que el clero, en las provincias, perpetuó el denostado<br />

estilo barroco. En cualquier caso, como complemento<br />

a los logros arquitectónicos realizados en México por<br />

el valenciano Manuel Tolsá (1757-18<strong>16</strong>) y Francisco<br />

Tresguerras (1757-1833) debemos añadir la Cámara<br />

de los Diputados, obra de Agustín de Paz (1829), y el<br />

cementerio de Santa Paula, en Guadalajara, trazado<br />

por el arquitecto Manuel Gómez Ibarra (1848). Aunque<br />

la figura estelar del neoclasicismo mexicano durante la<br />

primera mitad de] siglo XIX fue Lorenzo Hidalga, autor<br />

en 1843 del mercado de El Volador y al año siguiente<br />

del teatro Santa Ana, ambos demolidos. Su catálogo<br />

artístico se amplía con la penitenciaría de la capital<br />

(1848) y el proyecto de cárcel para León, diseñado una<br />

década más tarde.<br />

La nómina de edificios públicos citada en el antiguo<br />

virreinato de Nueva España será la que salpique al resto<br />

de las repúblicas. Cámaras de Diputados, cementerios,<br />

penitenciarías, mercados y teatros. Entre los edificios<br />

de gobierno, el Cabildo de Asunción (Paraguay, 1842),<br />

obra de Pascual de Urdapilleta, y el Congreso de Nueva<br />

Granada, en Bogotá (Colombia), diseñado por Tomas<br />

Read, nacido en una colonia danesa, la isla de Santa<br />

Cruz, y graduado en Alemania.<br />

Por lo que respecta a los teatros, elementos<br />

esenciales de la vida cultural, se construyeron por cientos<br />

en América, como prueba de prestigio. Obras tempranas<br />

fueron el Teatro Solís, de Montevideo (Uruguay, 1856),<br />

realizado por Carlos Zucchi; el primer Teatro Colón, de<br />

Buenos Aires (Argentina, 1857), construido por Carlos<br />

E. Pellegrini y el Teatro Nacional de Guatemala, cuyas<br />

fachadas levanta en 1852 el ingeniero José Becker,<br />

inspirándose en el Partenón de Atenas. En la recta final<br />

del siglo, Iberoamérica se integra en el mercado mundial y<br />

sus gobiernos se imponen la renovación cultural. Ramón<br />

Gutiérrez ha advertido «cómo la nueva elite justificaba<br />

los fracasos de su propia acción anterior, en la para ella<br />

nefasta experiencia de la colonización española, una<br />

nación a la que se consideraba atrasada y carente del<br />

espíritu vanguardista. Para ello era necesario cambiar<br />

el propio componente étnico y cultural del continente,<br />

reemplazando a los criollos e indígenas con inmigrantes<br />

europeos, que paradójicamente provienen en buena<br />

parte de España» 1<br />

Esta emigración española, unido a la masiva llegada<br />

de italianos, que recalan a borbotones en el continente<br />

en virtud de la facilidad de los viajes transoceánicos,<br />

proporciona abundante mano de obra en detrimento del<br />

indígena. Por otra parte, la disponibilidad de los recursos<br />

económicos, que convertirá a estos países en «graneros<br />

del mundo»; la superación de las guerras civiles, dando<br />

paso a un periodo de estabilidad y relativa paz; la<br />

entrada de capital inglés y el gusto por el lujo y la estética<br />

recargada de «lo francés» que siente la oligarquía, hace<br />

que el Neoclasicismo sea sustituido por un estilo pesado<br />

y ecléctico, que dominará los últimos compases del XIX<br />

y primeros años del siglo XX 2 .<br />

Ahora, Paris es la norma y cada ciudad quiere<br />

tener un bulevar inspirado en los Campos Elíseos, no<br />

importando a sus regidores destruir en el empeño la<br />

trama urbana de damero trazada durante la conquista.<br />

Arte, Arqueología e Historia<br />

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