revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÃA e HISTORIA
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Antigua cárcel del Partido Judicial de Priego<br />
Reverte, Pepino y Rebeca, tiene en continua alarma<br />
ya que ha pasado a ser peligro, y peligro gravísimo a<br />
toda una comarca. Los aludidos ladrones, solamente<br />
primero, pero con todo descaro y campo abierto desde<br />
hace cerca de dos meses, amenazan, roban a mano<br />
armada, castigan despiadadamente a los robados y<br />
ejecutan cuantas atrocidades les viene en gana, en daño<br />
de pacíficos y honrados vecinos que ya claman al cielo,<br />
hartos de clamar en balde a la tierra” 6 .<br />
Venganza de los vecinos<br />
Pero algunos vecinos no clamaban en balde. El<br />
Sr. Cano era un pequeño propietario, vecino del pueblo<br />
que vivía tranquilamente dedicado a la agricultura y a su<br />
familia. Llegó a sus oídos que el Reverte y la partía tenían<br />
señalá a su hija mayor para secuestrarla y pedir el rescate<br />
consiguiente. Como veía que el Reverte campeaba por<br />
sus respetos y la autoridad sola no le echaba mano, -<br />
aunque unos años antes habían cogido a Hilario Cano,<br />
uno de sus compinches- pensó que había que hacer una<br />
cosa diferente que meter la cabeza debajo del ala como<br />
hace el avestruz. Echar la tranca no bastaba en esta<br />
ocasión. Se avino con la guardia civil y con un vecino,<br />
arrojado como él, y planearon tenderle una emboscada.<br />
Esta se llevó a cabo a finales de noviembre de 1906.<br />
Se realizó en el paraje conocido como Cañá de<br />
Jaro, en la sierra de Campos, que por entonces era un<br />
lugar poblado de numerosos árboles de frondosas ramas<br />
y cuyas copas chocaban y se enlazaban haciendo un<br />
túnel de ramaje por el que se circulaba. Prepararon allí<br />
una ingeniosa trampa que fabricaron de un árbol a otro<br />
para detener con seguridad a caballos y bandoleros. Se<br />
apostaron entre los arbustos y empuñaron con mano<br />
firme sus armas, mientras esperaban y estaban al acecho<br />
de sus presas. Pepino logró huir, pero Reverte cayó<br />
en poder de los guardias. Este hecho es el que seguramente<br />
narra Carlos Valverde López en sus Memorias<br />
íntimas y populares en el año 1905 y que dice así: “El<br />
25 de noviembre un malhechor apodado Reverte que<br />
merodeaba por esta comarca, fue abatido en las sierras<br />
de Campos por las fuerzas de la Benemérita que andaban<br />
en su persecución. Aunque herido en la refriega, pudo<br />
escapar y ocultarse en el cortijo del Romeral de D. Carlos<br />
Aguilera. Sabedor de esto el entonces jefe de policía,<br />
D. José Barranco, salió de Priego con algunos guardias<br />
del municipio y llegando a la casa donde Reverte se<br />
guareciera, le intimó a la rendición. Entregóse aquél,<br />
siendo conducido a la cárcel de esta ciudad”.<br />
Los vecinos que habían sido desvalijados camino<br />
de Pozoblanco tampoco descansaban. El gusanillo de<br />
la venganza les roía las entrañas clamando justicia y<br />
reparación por el daño sufrido. Incluso les mandaron<br />
razón a los atracadores para que le devolvieran sus<br />
dineros. La contestación fue que se aguantaran porque<br />
si no lo iban a pasar peor. No se sintieron satisfechos con<br />
estas nuevas amenazas. Se llegaron a Córdoba y fueron<br />
recibidos por el Gobernador que les dio un documento<br />
autorizándolos a llevar armas y para que actuaran contra<br />
los malhechores en nombre de la ley. Todavía se conserva<br />
ese documento en el que se autoriza a unos vecinos ese<br />
servicio y sólo ése. Ya en el pueblo, como sabían que los<br />
ladrones pernoctaban muchas noches en sus casas se<br />
pusieron a acecharlos en un callejón, por el que tendrían<br />
que pasar, denominado Laseras. Allí vigilaron muchos<br />
días teniendo como lámpara la luna, que era la única<br />
bombilla que iluminaba al pueblo sin luz eléctrica. En una<br />
de esas noches oscuras como la boca de un lobo y con<br />
los sonidos que hace un cementerio sintieron el ruido de<br />
pasos que cada vez eran más fuertes y el movimiento de<br />
dos sombras que se movían. Se dijeron para sí: ellos son.<br />
Habían convenido dividir sus fuerzas cuando los tuvieron<br />
cerca se abalanzaron contra ellos y en el forcejeo dieron<br />
Arte, Arqueología e Historia<br />
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