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revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA

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La ballesta del Museo Arqueológico de Granada es<br />

un ejemplar rústico con mínimos apliques que no describo<br />

en esta ocasión (o.c. nº 42008).<br />

Se han mencionado otros objetos de marfil,<br />

probablemente nazaríes, que no he podido localizar:<br />

Daga del Museo del Bargello en Florencia, otra en la<br />

Biblioteca Ambrosiana de Milán y otra que fue de la<br />

colección Schevitch de las que no he podido ni siquiera<br />

obtener fotografías. Otros ejemplares señalados también<br />

como granadinos, han resultado otomanos del s.XVI<br />

como la empuñadura Boy, la Henderson y la del Museo<br />

Victoria&Alberto. Son numerosas las empuñaduras de<br />

marfil mas modernas: persas safawíes, mogules de la<br />

India y otomanas.<br />

Objetos nazaríes de taracea con piezas de marfil<br />

incrustado<br />

a.- Taraceas<br />

La taracea es un trabajo de incrustación de materiales<br />

fragmentados en otros que como soporte los reciben.<br />

Se aplica específicamente el tarsi’ (la incrustación) que<br />

contempla la madera como materia esencial sobre la que<br />

han de embutirse nácar, hueso, maderas de otros colores<br />

o, tal vez como símbolo del Paraíso, el marfil. Es un trabajo<br />

antiguo, ya aplicado en el Egipto faraónico donde el juego<br />

de contrastes del marfil con las maderas de ébano, cedro<br />

o sicomoro, fue muy apreciado. Los artistas egipcios,<br />

sirios y cordobeses, imitando en pequeña escala a los<br />

musivarios romanos y bizantinos, habían creado varios<br />

siglos atrás ejemplos notables de este trabajo ae .<br />

Cuando el marfil se esfuma como materia prima,<br />

comienza en Granada un notable proceso de adaptación<br />

a los materiales disponibles en el cual la mano de obra<br />

sustituye a la materia y la capacidad imaginativa a las<br />

cualidades de la Naturaleza en un esfuerzo que perdurará<br />

en siglos a sus creadores y que todavía subsiste. Factores<br />

sociales y económicos como el enorme aumento de la<br />

densidad de población en un territorio continuamente<br />

recortado por los castellanos, requiere la máxima<br />

aplicación de trabajo con el mínimo de capital.<br />

El éxito de esta actividad, que debe ser predominante<br />

desde finales del s. XIV, hará que se extienda en los<br />

siglos XV y XVI a territorios con alta densidad de<br />

población mudéjar y decreciente ocupación agraria, como<br />

ocurre en Aragón, a diferencia de las feraces tierras de<br />

Murcia o Valencia. Por ello trataremos ahora de centrar,<br />

exclusivamente, productos granadinos, caracterizados<br />

por su mayor minuciosidad y pequeño tamaño frente a<br />

los arcones y muebles, a veces aparatosos, realizados<br />

preferentemente por los mudéjares. Tampoco se abordarán<br />

ahora las grandes techumbres de maravillosa labra que<br />

tanto unos como otros realizaron. Nos limitaremos a los<br />

pequeños trabajos sustitutivos de aquellos ejecutados<br />

en marfil que hasta ahora nos han ocupado.<br />

Arte, Arqueología e Historia<br />

74<br />

Aunque también en Italia los continuadores del<br />

“mudejarismo” desarrollarán importantes e industrializados<br />

trabajos de incrustación, “ intarsia a la certosina”<br />

(incrustación cartujana), sus características difieren tan<br />

considerablemente de las granadinas que es imposible<br />

cualquier confusión. Los trabajos itálicos, finalmente<br />

concentrados en Venecia, llenan Museos y Relicarios<br />

de toda Europa y su máximo exponente se alcanza<br />

en el siglo XV por los famosos talleres de la familia<br />

genovesa Embriacchi, que tras desarrollar su arte en<br />

varias ciudades del Norte de Italia, acaban asentándose<br />

en Venecia.<br />

También el arte granadino de incrustación se<br />

diferencia mucho del egipcio, muy desarrollado en la<br />

larga etapa de poder “mameluco” (1250-1517) y del<br />

posteriormente realizado por los musulmanes de Siria y<br />

Palestina, que incluye nácar y madreperla, casi totalmente<br />

ausente en Granada.<br />

Mencionaremos únicamente algunos trabajos de<br />

óptima calidad con objeto de situar el epígono artístico del<br />

marfil. Se excluyen, de momento, los arcones, escritorios<br />

y muebles, principalmente correspondientes al periodo<br />

mudéjar (s.XV-XVI).<br />

1.- Arqueta del Monasterio de San Salvador,<br />

Iglesia parroquial de Oña.<br />

Con una medida máxima de 13,2 cm. está construída<br />

con maderas de boj y ébano con aplicaciones de marfil,<br />

bronce dorado y tafetán azul turquí. No es en realidad un<br />

trabajo de taracea, sino de combinación de materiales en<br />

los que se recorta una docena de arcos geminados de<br />

perfil angrelado con inmediatos recuerdos almohades.<br />

Lleva un herraje típico nazarí con asa en doble huso y<br />

cerradura a pasador.<br />

Bibliografía: Las Edades del Hombre, Salamanca<br />

1993,nº 135 (A.Lázaro), siglo XIII; Galán, nº 91001. Podría<br />

corresponder al s.XIII o al XIV.<br />

2.-Caja octogonal de Villasandino, Iglesia<br />

parroquial, Villasandino (Burgos). Mide 15 cm de altura<br />

y entre <strong>16</strong>,8 y 18 cm de diámetros.

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