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revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA

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Seguimos por el claustro de los Felipes, de estilo<br />

renacentista; el Refectorio; el claustro de los Cuervos y<br />

el de la Micha, que debe su nombre a los pedazos de<br />

pan que se daban a los pobres en este lugar.<br />

La cultura se acumula. Las imágenes se sobreponen<br />

unas a otras. Es hora del descanso. Así lo hacemos<br />

regresando a Fátima donde almorzamos.<br />

Aún queda tiempo. Vamos, pues, a visitar la aldea<br />

donde vivieron los pastores a los que se les apareció<br />

la Virgen. Dicho y hecho: comercio, religiosidad, fe,<br />

incredulidad, desconfianza, indiferencia, (…)<br />

arcuaciones caladas observamos el templete, erigido en<br />

1.405, que se alza en el centro del jardín, donde parece<br />

unirse lo humano y lo divino. En su recorrido podemos<br />

ver cuadros con los milagros de la Virgen. A la derecha,<br />

el acceso al lavatorio de las manos antes de entrar a<br />

comer, con alicatados vidriados, S. XV.<br />

Pasando a una de las naves de la galería norte de<br />

este claustro, contigua al museo de bordados que hemos<br />

dejado atrás, entramos en la colección incomparable<br />

de Libros confeccionados en piel de cordero non nato,<br />

tapas de madera forradas de piel de ternero, color ojo<br />

predominantemente.<br />

De la fe a la Reconquista o de Guadalupe a Cáceres.<br />

(27 y 28 de septiembre ´08).<br />

“Cuatro días estuvieron los peregrinos en<br />

Guadalupe, en los cuales comenzaron<br />

a ver las grandezas de aquel santo<br />

monasterio, digo comenzaron, porque<br />

acabarlas de ver es imposible” <strong>16</strong><br />

Sin llegar a que “Todas las mujeres del Alto y del Bajo<br />

Egipto lloraron aquel día. Algunos hombres, Hori entre<br />

ellos, (…) también”, pero sí con el ánimo espiritualmente<br />

alimentado gracias a las leyendas y otras narraciones de<br />

nuestro Hori –Ildefonso particular, ascendemos, como<br />

no podía ser menos, al Monasterio de Guadalupe para<br />

contemplar su solidez arquitectónica, admirar el arte con<br />

que está concebido y, algunos, rezar a Santa María de<br />

Guadalupe.<br />

Haciendo caso a las advertencias que los frailes nos<br />

hacen “(nos portamos) con corrección, vamos vestidos<br />

con decencia y seguimos las instrucciones de la guía” en<br />

nuestro recorrido por el Monasterio que iniciamos en la<br />

Sala gótica, S. XV. Segunda Sala Capitular de aquellos<br />

150 monjes jerónimos que habitan este lugar. Frailes,<br />

que entre otras actividades, bordan las dalmáticas de<br />

los diáconos, las casullas de los presbíteros, las capas<br />

pluviales con su capillo, los frontales de altar, las mangas<br />

de cruz o trapo viejo en sus más diversos colores: rojos<br />

para las fiestas de los mártires; azul, para la virgen; negro<br />

de los funerales, verde, etc.<br />

Lugar de fe y gobierno. Aquí no sólo rezaron,<br />

por ejemplo, los RR. CC. sino que también tomaron<br />

decisiones como las de dar cartas a Colón para su<br />

gran descubrimiento, recibirlo cuando vino a darle las<br />

gracias tras su segundo viaje o bautizar a los indios que<br />

le acompañaron.<br />

Lugar desamortizado en la etapa de Mendizábal<br />

que sirve ahora desde salón de baile hasta granero al<br />

servicio de los agricultores.<br />

Atravesamos el casi cuadrado claustro del S. XIV,<br />

mezcla de gótico y mudéjar. Apoyados en el pretil con<br />

Libros corales cuyo gran tamaño exige que tengan<br />

ruedas para moverlos. Algunos colocados sobre un<br />

facistol del S. XVIII, percibiéndose aún la necesidad de<br />

que dos monjes estuvieran encargados de hacerlo girar<br />

para que los monjes fueran leyendo las páginas que les<br />

iban pasando.<br />

En nuestro deambular hacia el Museo de Pinturas<br />

y Esculturas podemos detenernos ante lienzos con<br />

milagros como el de la multiplicación de los panes y<br />

la carne, 1.412, o pisar las tumbas de los priores que<br />

querían ser enterrados en el suelo para ser hollados<br />

por los frailes en su deambular por el claustro: humildad<br />

después de muertos.<br />

En la espaciosa sala de la antigua Ropería del<br />

convento, S. XV, se nos ofrecen a nuestra contemplación,<br />

por ejemplo, tres cuadros del Greco: la coronación de la<br />

Virgen, San Pedro y San Andrés, apóstoles; un tríptico –<br />

altar de la Corte en sus viajes; un Cristo iconografiado que<br />

da la sensación de ser de dos piezas, cuando es una sola<br />

tabla pintada y recortada; en el centro, un Ecce – Homo,<br />

s. XVI; un Cristo de marfil de Felipe II; otro Cristo hecho<br />

de un solo colmillo; al fondo, un Goya: Tabla confesión en<br />

la cárcel; A la derecha, ocho Zurbaranes (…) y el grupo<br />

escultórico del Calvario, S. XV, estilo gótico,…<br />

Y del Museo al Coro, S: XIV. Pinturas de ángeles<br />

músicos, obra de Juan de Flandes. Dorados de<br />

Churriguera. Música de 4.700 vientos en 5 cajas de<br />

órgano. Noventa y cuatro asientos: 45 de ellos, los<br />

“misericordia”.<br />

Arte, Arqueología e Historia<br />

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