revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÃA e HISTORIA
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de gran interés y envergadura. La masiva introducción<br />
del cultivo del olivar -mercado externo nacional e<br />
internacional-, por otra parte, no supone la merma del<br />
resto de la producción agraria, tanto cerealista como<br />
de productos en general -mercado local-, que crece de<br />
manera paralela a la roturación de nuevas tierras, en<br />
principio de la Campiñuela, para expandirse también por<br />
los lares serranos más inmediatos .<br />
Casona de los Caridad Zambrana<br />
La villa se expande a través de los ejes de acceso a<br />
la localidad, como el Carril de Mestanza o los Caminos de<br />
Bailén y Linares, surgiendo nuevas calles, impregnadas<br />
hoy de un fuerte sabor popular: Mestanza, Amargura,<br />
Desengaño, Trinidad, Eras o Molinos. En ellas el<br />
componente arquitectónico que mayor representatividad<br />
ha de tener es la nueva casona agroganadera o de labor,<br />
totalmente adaptada a los usos económicos, sociales e<br />
higiénicos del momento, sin menospreciar la rentabilidad<br />
climática que el fuerte desnivel proporciona, tanto para la<br />
habitabilidad humana como en materia de conservación<br />
de los productos agroalimentarios, ya sea en la cámara<br />
o en la bodega.<br />
Hasta hoy nos ha llegado un amplio muestrario de<br />
la riqueza etnográfica que fue motor de este periodo del<br />
devenir de la campiña que se extiende bajo la villa de<br />
Baños de la Encina, entre los ríos Nacimiento y Guadiel:<br />
molinos de viga, molinos de tornillo, caserías, casonas de<br />
labor ejemplares, huertas amuralladas, pozos, alcubillas<br />
y fuentes monumentales, etc. Un único patrimonio, las<br />
verdaderas señas de identidad de Baños de la Encina<br />
y los bañuscos, por el que debemos velar. A poco que<br />
nos descuidemos las escasas muestras que aún se<br />
alzan pueden tomar el camino que en los últimos años<br />
han seguido algunas de estas muestras históricas, como<br />
ha sido el caso del molino de viga de los Azorit o el de<br />
Santa Ana y San Joaquín, primero la desidia y la ruina y<br />
después el peso de una nueva modernidad mal entendida<br />
han acabado con ellos.<br />
La nueva producción olivarera y el aumento de<br />
la cantidad de grano disponible, fruto de la ordenada<br />
roturación de nuevas tierras en el ámbito serrano, bajo<br />
el auspicio de las Ordenanzas Municipales de 1742,<br />
favorecieron el desarrollo de un periodo económico de<br />
gran vitalidad. Tiene su expresión física, paralelo a un<br />
fuerte despegue industrial, en un crecimiento urbano<br />
En este sentido, Herr nos hace la siguiente apreciación<br />
“Había dos tipos de mercado de productos agrícolas, uno<br />
local, para la alimentación de la comunidad, o a lo más<br />
de los pueblos del contorno. En este mercado se vendían<br />
o se canjeaban las frutas, las legumbres, los huevos, los<br />
pollos y otras cosas que no se conservaban, además del<br />
trigo para el pan del pueblo y el aceite de las sartenes.<br />
El otro mercado era nacional e internacional, donde se<br />
comercializaban productos que se podían transportar,<br />
como el aceite, los granos, el vino. Los arrieros con sus<br />
jumentos y mulas hacían posible el comercio exterior.<br />
Había pueblos que se especializaban en el transporte con<br />
gran número de arrieros como Mengíbar y Noalejo, aún<br />
cuando pocos eran los pueblos que no tenían muleros<br />
con los que transportar sus mercancías hacía centros<br />
más o menos lejanos”.<br />
El incremento de la tierra de calma puesta en<br />
explotación favorece, sobre todo en el entorno del núcleo<br />
urbano o ruedos, aunque no sólo en él, el desarrollo de<br />
nuevas infraestructuras destinadas a esta economía<br />
agraria. En este sentido, se multiplican las eras de pan<br />
trillar en todo el entorno urbano (Eras y Calvario Viejo),<br />
se consolida el silo o pósito para grano en los bajos de<br />
la Casa Consistorial, así como se construyen nuevos<br />
ingenios de molienda, tanto hidráulicos en los ríos Rumblar<br />
y Grande, como eólicos, plenamente vinculados con la<br />
relación cultural mantenida durante milenios con nuestro<br />
norte manchego: el molino de viento del Santo Cristo.<br />
Molino de viento del Santo Cristo<br />
Arte, Arqueología e Historia<br />
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