revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÃA e HISTORIA
revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÃA e HISTORIA
revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÃA e HISTORIA
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Escultura de Botero en Medellín<br />
que, apoyado en la litografía, otorga una personalidad<br />
definida y carta de naturaleza al arte de este período,<br />
desprendiéndose de referencias y asimilaciones<br />
extranjeras, según le define su paisano Octavio Paz,<br />
“la primera figura americana de alcance universal en el<br />
dominio de las artes”. Posada participa con sus grabados<br />
en la difusión de noticias y sucesos llegando al gran<br />
público con su mordacidad y además, es un adelantado<br />
del expresionismo europeo de entreguerras, encadena<br />
la vida y la muerte en sus famosas calaveras de difuntos<br />
que bailan, ríen y matan no por crueldad 10 .<br />
En 1920 surgía en México el movimiento pictórico más<br />
sobresaliente del arte contemporáneo iberoamericano: el<br />
muralismo. Sus principales representantes, el triunvirato<br />
formado por José Clemente Orozco, Diego<br />
Rivera y David Alfaro Siqueiros, pretendían<br />
con esta propuesta de trabajo artístico,<br />
sustituir el elemento comercial y elitista de<br />
la pintura para otorgarla una funcionalidad<br />
pedagógica y didáctica radicalmente popular.<br />
Todos ellos se declaran abiertos defensores<br />
de la pintura figurativa y tratan de rescatar<br />
la tradición mural prehispánica y colonial,<br />
que inundó las iglesias y claustros de<br />
los conventos franciscanos, dominicos y<br />
agustinos del siglo XVI. Su iconografía, en<br />
cambio, es bien distinta al gravitar sobre tres<br />
grandes contenidos: su ideología izquierdista,<br />
su carácter antiespañol y una marcada visión<br />
épica, que servía de propaganda política al<br />
Estado de la revolución como reafirmación de<br />
su legitimidad. 11 En cualquier caso conviene<br />
advertir que la explosión del muralismo,<br />
en 1922, vino precedida por tres notables<br />
acontecimientos. El primero data de 1904 y se trata de<br />
la influencia ejercida por el «pintor de volcanes» Gerardo<br />
Murillo (doctor Atl). El segundo de los sucesos que prepara<br />
la irrupción del muralismo es el estallido de la Revolución<br />
Mexicana, el 20 de noviembre de 1910, y la inmediata<br />
asunción de José Vasconcelos al cargo de secretario<br />
de Educación del gobierno de Obregón. El tercero de<br />
los antecedentes, y el más importante también, fue La<br />
llamada a los artistas de América, redactada en 1921 por<br />
David Alfaro Siqueiros, un renovador de las técnicas y de<br />
la actividad pictórica, pero también un hombre de acción<br />
y el artista más comprometido políticamente de todos<br />
los muralistas. 12 Un año después, Siqueiros reelaboraba<br />
en México la propuesta que había lanzado en Europa y<br />
edita la Declaración Social, Política y Estética, verdadero<br />
ideario programático del Sindicato de Trabajadores<br />
Técnicos, Pintores y Escultores que paralelamente funda.<br />
A lo largo de su páginas se declara abierto opositor a la<br />
pintura abstracta y reclama la necesidad de un arte que se<br />
identifique con la tradición nativa y que, sin ser plagiario,<br />
revele el tono heroico, monumental y didáctico que había<br />
sustentado en el pasado prehispánico y colonial.<br />
José Clemente Orozco (Ciudad Guzmán, Jalisco,<br />
1883-Ciudad de México, 1949) es el más brillante de<br />
los muralistas mexicanos y la figura sobresaliente de<br />
este movimiento surgido de la revolución. Tras los<br />
servicios prestados al gobierno salido de la Revolución,<br />
realiza tormentosos murales en numerosas universidades<br />
americanas. A partir de 1936 marcha a Guadalajara,<br />
donde ejecuta sus creaciones maestras en la universidad,<br />
en el Palacio de Gobierno y en la ex capilla del Hospicio<br />
Cabañas. En este último edificio desarrolla nuevamente<br />
las dos obsesiones de su carrera pictórica: su concepto<br />
particular de la historia de América y su convicción<br />
sobre el destino del hombre. En 1940 retorna a la capital<br />
para pintar en el austero palacio que alberga a la Corte<br />
Suprema de Justicia de la Nación.<br />
Dioses del mundo moderno, por José Clemente Orozco.<br />
Arte, Arqueología e Historia<br />
113