revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÃA e HISTORIA
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Merece la pena asomarnos a la capilla de la nave<br />
lateral derecha donde están expuestas a la devoción del<br />
pueblo las imágenes de María Santísima de la Soledad<br />
y la de Nuestro Padre Jesús amarrado a la columna,<br />
esta última obra de Pedro Roldán hecha en madera de<br />
cedro, 1.675.<br />
Si nos fijamos en nuestro Padre Jesús le veremos<br />
una mirada penetrante en un rostro de enfado, desafiante,<br />
como si no se resignara a su suerte.<br />
De aquí, nos vamos, seguidamente, a visitar el<br />
claustro de San Francisco. Los franciscanos fueron<br />
los primeros frailes que llegaron a Lucena, allá por el<br />
año 1.550, gracias al interés que puso en ello D. Luis<br />
Fernández de Córdoba.<br />
Su iglesia es del s. XVII. Pero es el claustro anexo a<br />
ella la parte más importante del conjunto monumental.<br />
Es un clásico claustro barroco de dos pisos, con<br />
arquerías sostenidas por columnas dóricas en el piso<br />
inferior y jónicas, en el superior. Tiene un patio ajardinado<br />
con su fuente barroca en el centro. Todas las paredes del<br />
alrededor están alicatadas con azulejos azules en los que<br />
se nos cuenta la vida de los santos franciscanos.<br />
Tras la desamortización de Mendizábal, este<br />
convento fue casa de vecinos hasta que Francisco de<br />
Paula Cortés, en 1.886, lo dejó en herencia nuevamente<br />
a los frailes, quienes volvieron a ocuparlo después de<br />
hacerle las reformas de mejora que necesitaba.<br />
Ahora estamos en la Parroquia de Santo Domingo,<br />
construida entre 1.730 y 1.740. Fachada barroca. Planta<br />
de cruz latina. Una gran nave central con bóveda de<br />
cañón y pequeñas naves laterales.<br />
Nuestra atención se centra en una capilla de la<br />
nave derecha donde vemos una imagen del Cristo de<br />
la Sangre, crucificado, muerto. De tamaño mayor que el<br />
natural. Hecho en caña, de procedencia americana. Hay<br />
quien le encuentra bastante parecido con el cordobés<br />
Cristo de Gracia.<br />
Hasta ahora, ha sido el Patrimonio de origen religioso<br />
el que ha ocupado nuestra atención. Sin embargo, Lucena<br />
también nos ofrece obras civiles que merece la pena<br />
reconocer. Por ejemplo: el Castillo del Moral, sito en la<br />
Plaza del Coso, ya mencionada.<br />
El castillo del Moral, curiosamente, emplazado en un<br />
llano, es del s. XI. Está muy reformado, hasta el punto<br />
de que sus torres están cubiertas.<br />
En su actual configuración, tiene planta casi cuadrada<br />
delimitada por muros sin almenas. Estos tienen unos diez<br />
metros de alto por dos – tres metros de ancho. En cada<br />
ángulo, unidas por un adarve, una torre: la del Moral, de<br />
planta octogonal; la del Homenaje; la del Coso, y la de<br />
las Damas, todas tres de planta cuadrada.<br />
Alrededor del castillo, una segunda línea de murallas<br />
en las que aún se conservan dos puertas originales (una<br />
de ellas denominada La Barreda). Son visibles todavía<br />
el foso entre el castillo y su muralla exenta y algunas de<br />
las saeteras al ras del suelo, que confieren un aspecto<br />
singular a la edificación.<br />
En el s. XVIII, pasó a ser palacio ducal de Medinaceli.<br />
En consecuencia, se le añadieron los jardines y se<br />
le hicieron reformas para hacer más confortable su<br />
habitabilidad. No obstante, al ser abandonado, empieza<br />
a deteriorarse; proceso detenido en 1.920, gracias a que<br />
lo compra el Ayuntamiento.<br />
Hoy alberga el Museo Arqueológico y Etnológico<br />
de Lucena. En su recorrido nos vamos deteniendo ante<br />
las vitrinas de los fósiles (anmonites, trilobites,…); la<br />
reproducción de una sala de la cueva del Ángel; las<br />
maquetas del término municipal de Lucena, la de lo que<br />
pudo ser la Lucena judía, la del Castillo, la de maceros,<br />
etc.; restos cerámicos, visigodos, judíos, etc.<br />
Subimos a la Torre del Homenaje en la cual estuvo<br />
preso Boabdil, después de ser apresado en la batalla del<br />
arroyo Martín González, 1.483.<br />
Y, como el lector apreciará, el cansancio va haciendo<br />
mella. Hay que descansar y convidarse probando los ricos<br />
caldos, léase buen vino, de la tierra. La conversación<br />
animada tiene hasta un recuerdo para los que no han<br />
podido venir que, sin duda, también lo estarían pasando<br />
muy bien como nos está ocurriendo a nosotros.<br />
Una vez reconfortados: al autobús que nos llevará<br />
al restaurante “Sierra de Araceli” donde está p<strong>revista</strong> la<br />
comida. En un salón con magníficas vistas al paisaje<br />
serreño, nos sirven una excelente y abundante comida<br />
alabada por todos los comensales. Muchos comentan que<br />
hay que felicitar a la dirección y al personal del restaurante<br />
y, por supuesto, también a nuestro vicepresidente Rafael<br />
Gutiérrez Bancalero por su acierto al elegir el restaurante<br />
y el menú de hoy.<br />
Comidos y descansados, al santuario: unos a pie y<br />
otros… en autobús.<br />
El Santuario de la Virgen de Araceli se halla a unos<br />
6 kms de Lucena, en la cima de un pico de la sierra de<br />
Aras, a 863 m. de altitud; razón por la que desde él se<br />
pueden divisar cinco provincias andaluzas.<br />
El origen del santuario lo tenemos en la traída<br />
de una imagen de la Virgen desde Roma a Lucena,<br />
en 1.562.<br />
Arte, Arqueología e Historia<br />
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