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revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA

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Hombres así, más falta harían en el Sud de África<br />

que en estas pacíficas comarcas.<br />

ONTIVEROS.” (Diario de Córdoba, 1900).<br />

“LOS BANDOLEROS.- Según comunica el jefe de<br />

la benemérita de la Comandancia de Córdoba al señor<br />

Gobernador Civil, de las activas gestiones practicadas<br />

con las fuerzas a sus órdenes, resulta que no existe la<br />

partida de bandoleros que denunció el mayoral del coche<br />

de Alcalá la Real, afirmando que había intentado sustituir<br />

uno de los caballos de tiro de su carruaje por otro de los<br />

que llevaban los supuestos bandidos. Dicho mayoral<br />

continúa asegurando que vio a la partida y conoce a<br />

uno de sus individuos, avecindado en Almedinilla, por lo<br />

cual ha quedado establecido un servicio especial de la<br />

Guardia civil, que vigilará constantemente los pueblos<br />

donde cundió la alarma.” (Diario de Córdoba, 1900).<br />

“PARTIDA DE BANDOLEROS.- Según noticias<br />

recibidas ayer en esta capital, en el término de Almedinilla<br />

han aparecido dos hombres armados y a caballo, que han<br />

exigido dinero a algunas personas. La Guardia Civil los<br />

persigue activamente.” (Diario de Córdoba, 1900).<br />

“BANDOLEROS.- Dice un colega que en el término<br />

de Almedinilla han aparecido hombres armados y a<br />

caballo, que han exigido dinero a algunas personas y<br />

a quienes persigue la Guardia Civil.” (El Defensor de<br />

Córdoba, 1900).<br />

“BANDOLEROS. Se dice que los bandoleros que<br />

se habían presentado en el término de Almedinilla,<br />

exigieron dos mil duros a un labrador y una suma también<br />

de consideración a otro propietario de dicha villa y sin<br />

conseguir su objeto se internaron por Alcaudete en la<br />

provincia de Jaén, perseguidos por la benemérita.” (El<br />

Defensor de Córdoba, 1900).<br />

“¿DÓNDE ESTÁN LOS BANDIDOS?.- El señor<br />

Gobernador de la provincia ha recibido hoy la siguiente<br />

comunicación del comandante de la Guardia civil del<br />

puesto de Priego, que insertamos íntegra para que el<br />

público sepa a qué atenerse respecto a las alarmantes<br />

noticias que estos últimos días ha hecho circular un<br />

colega. Dice así: “Excmo. Señor. Como continuación<br />

a mi comunicación fecha 4 del actual y confirmando<br />

mi telegrama del día 7, tengo el honor de manifestar a<br />

V.E., que personado en Almedinilla con el jefe de esta<br />

línea y de la sección de caballería, al mando de nueve<br />

guardias montados, más la fuerza de dicho punto y el<br />

de la de esta ciudad, fraccionada toda en grupos de tres<br />

individuos, salí batiendo el límite de esta provincia con<br />

las de Granada y Jaén, internándome en ellas y visitando<br />

todos los caseríos y aldeas que se encontraban, sin que<br />

nadie diese noticias de haber visto a los hombres que dice<br />

el mayoral del coche de Alcalá la Real que lo detuvo en<br />

el camino, y sólo como rumor hablando de la existencia<br />

de una partida de cinco hombres a caballo.<br />

Arte, Arqueología e Historia<br />

314<br />

El mismo mayoral no asegura que sean criminales<br />

los que se le acercaron, pues conoce a uno de ellos,<br />

que es vecino de Almedinilla, al que se le sigue la pista,<br />

y sólo intentaron cambiarle una jaca mala que llevaban<br />

por un caballo de tiro.<br />

En su virtud, dejo a las órdenes del jefe de la línea de<br />

Priego a un cabo y tres guardias de caballería formando<br />

columna volante, que se ponga en contacto con los grupos<br />

de infantería que dejo establecidos y puedan caer sobre<br />

la partida en caso de que exista y trate de internarse en<br />

esta provincia, retirándome yo con las demás fuerzas, por<br />

no creer por ahora necesaria mi presencia en este punto.<br />

Dios guarde a V.E., muchos años. El primer Jefe, Antonio<br />

Jaime Ramírez.” (El Defensor de Córdoba, 1900).<br />

Una cuadrilla de Fuente Tójar: reverte, rebeca, pepino<br />

y pepinillo<br />

Un resumen de los rasgos de carácter y delitos de<br />

Antonio Matas Hidalgo (a) Reverte, miembro destacado<br />

de una cuadrilla de Fuente Tójar que no llegaron a ser<br />

primeras figuras a nivel de Estado, pero no porque<br />

sus hechos no fueran terribles, sino más bien porque<br />

carecieron de la necesaria proyección en la prensa<br />

nacional y del carisma de otros bandoleros para que<br />

los periodistas colocaran sus hazañas en los medios<br />

de información nacionales. Son, pues, segundones<br />

en la escala estelar de la fama. Como había mucha<br />

abundancia, sólo unos pocos sobresalían. Ya había<br />

primeras cabeceras en el cartel de caballistas pistoleros,<br />

como el Pernales y el Vivillo que ocupaban las<br />

portadas de los diarios más importantes y que aireaban<br />

con delectación sus hazañas a los cuatro vientos. No<br />

obstante esto, nuestros bandoleros ocuparon espacios<br />

en las columnas de sucesos de la prensa provincial y<br />

sus nombres y fotos han salido en obras dedicadas a<br />

bandidos célebres españoles 2 . De esta circunstancia<br />

era consciente Reverte que se vanagloriaba con la fama<br />

de cuatrero que había conseguido. Una anécdota nos<br />

ilustra la megalomanía de su carácter y un caso típico<br />

de tipología para la Psiquiatría.<br />

Cuando fue puesto en libertad por el indulto que dio la<br />

República con motivo de cumplirse el primer aniversario,<br />

se llegó a Fuente Tójar y, aunque su mujer no lo recibió, si<br />

consiguió de ella algunos dineros con los que se compró<br />

una jaquilla para dedicarse a la arriería. Ocupación<br />

mayoritaria en el pueblo, que se empleaba en comprar<br />

y vender sobre todo lechones que transportaban en las<br />

alforjas de las caballerías, así como también cerdos ya<br />

criados y frutas. El camino se hacía andando y no era<br />

raro que en una jornada arrieros y recuas hicieran más<br />

de sesenta kilómetros por veredas de torcida pesadilla.<br />

Con varios paisanos llegaron en esta ocasión a Bujalance<br />

a vender manzanas y en una sencilla plaza instalaron<br />

sus puestos en las mismas capachas tiradas en el<br />

suelo. Al rato de estar voceando su mercancía, se les

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