revista número 16 - ARTE, ARQUEOLOGÃA e HISTORIA
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En el esplendor inicial se usó de Seminario de Verano<br />
y los seminaristas mayores estuvieron dos meses allí,<br />
durante julio y agosto quedando con sus familias sólo<br />
los primeros quince días de junio y quince últimos de<br />
septiembre. Pero este obispo moría el verano de 1958<br />
y por tanto poco pudo disfrutar de aquella ilusión, le<br />
correspondió a su sucesor el trabajo principal.<br />
Nueva etapa del Seminario<br />
Años más tarde, D. Manuel Fernández-Conde<br />
acometió la adaptación de aquel edificio para Seminario<br />
Menor y para ello invirtió gran cantidad de dinero. Como<br />
estaba enclavado en mitad de la sierra, para evitar el<br />
aislamiento se instaló una emisora de radio que hacía<br />
las veces de teléfono.<br />
El nuevo rector sería D. Gaspar Bustos Álvarez con<br />
un equipo de sacerdotes más amplio para atender a los<br />
diversos cursos que componían el Seminario Menor.<br />
Se organizaba un cursillo de admisión para el cual<br />
dio sus directrices personalmente el obispo respecto a la<br />
parte piadosa, cultural y se les hacían tests psicológicos a<br />
los futuros alumnos para conocer su capacidad intelectual<br />
y carácter.<br />
De todo el conjunto de pruebas se extraía un criterio<br />
para la admisión, fijándose en los elementos positivos que<br />
presentara cada alumno y se plantó el criterio de admitir<br />
solamente a los que dieran valores positivos.<br />
Este cursillo comenzó a impartirse en el curso<br />
1968 en que solicitaron su ingreso 66 alumnos y fueron<br />
admitidos 45 de los cuales a primer curso fueron 34 y a<br />
otros cursos 13.<br />
En el siguiente curso solicitaron 63 y fueron admitidos<br />
45, 30 a primero y 15 a los restantes cursos<br />
Llegada de la televisión al Seminario<br />
Organización interna<br />
El segundo año de permanencia ya esbozaron un<br />
plan más detallado pues esperaban tener dos cursos de<br />
Humanidades, con un total aproximado de 250 alumnos,<br />
distribuidos en seis secciones en orden a las clases y en<br />
dos divisiones en orden a los recreos, con un mínimo de<br />
diez superiores para ser atendido correctamente.<br />
Seis secciones de un total de 41 alumnos en cada<br />
clase, como aconsejaba la pedagogía moderna.<br />
Dos eran las divisiones que venían impuestas: la<br />
edad pues había alumnos de 11 y 12 años y otros de 14<br />
y 15 e incluso de <strong>16</strong> y la psicología de sus edades exigía<br />
la separación entre ellos.<br />
Diez superiores pues aunque todos impartirían<br />
clases, sin embargo había que liberar algunos con menos<br />
Arte, Arqueología e Historia<br />
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clases para dedicar tiempo a otras actividades, como<br />
Director Espiritual, Administración, Prefecto de estudios<br />
y disciplina<br />
Aspectos de la formación<br />
Mons. Fernández-Conde, había formado parte de la<br />
Comisión conciliar de Seminarios, su tesis doctoral había<br />
versado sobre los Seminarios en Trento y su intervención<br />
en el concilio Vaticano II versó sobre las virtudes humanas<br />
del sacerdote. Todo ello indica que le preocupaba muy<br />
hondamente la formación humana de los sacerdotes. Por<br />
eso no es extraño que en su momento escriba sobre este<br />
tema a los superiores del Seminario de los Ángeles, pues<br />
seguía muy directamente la vida y de ello hay constancia<br />
por la correspondencia abundante con el Rector.<br />
Le preocupaba que el grupo de formadores<br />
apareciera compacto y ejemplar ante los seminaristas,<br />
debiendo prevalecer el aspecto familiar aunque no<br />
olvidando el precepto metodológico de la formación. Para<br />
el obispo educar era formar y convencer y por esta razón,<br />
lo primero que les proponía a los formadores era practicar<br />
lo que enseñaban. Todo esto esta estaba recogido en<br />
sus directrices minuciosas dadas por él mismo.<br />
Surgen problemas<br />
Todos sus deseos y proyectos se vinieron abajo por<br />
varias razones: la crisis de vocaciones que sobrevino al<br />
Concilio Vaticano II, pero en este caso hay una doble<br />
razón de tipo humana muy poderosa que vino a empujar<br />
su declive y muerte. Por un lado el centro estaba muy<br />
apartado geográficamente del mundo urbano y esto<br />
ocurría precisamente cuando se producía una emigración<br />
masiva de lo rural a lo urbano y por otro lado, se daba la<br />
separación del mundo de la cultura y de la civilización,<br />
ocasionando un empobrecimiento y unas carencias muy<br />
notables en la formación humana de los alumnos<br />
Un grupo numeroso de seminaristas, ofreció por<br />
escrito al obispo su visión de cómo veían ellos la vida<br />
del Seminario:<br />
Veían que el Seminario estaba en un sitio inadecuado,<br />
para la completa formación de muchachos entre la edad<br />
de 14 a 17 años. Los domingos y días festivo lo pasaban<br />
bastante aburridos<br />
En mayo de 1968 los Superiores también enviaron<br />
una información reflexionada sobre algunos aspectos<br />
del Seminario Menor.<br />
Vida aislada y al margen respeto a la vida pastoral<br />
de la diócesis