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fundaron la primera junta revolucionaria femenina: Las “Hijas<br />
de Anáhuac”; las obreras de las fábricas de hilados La<br />
Abeja, La Magdalena, Santa Teresa y La Hormiga, dieron<br />
a conocer el Manifiesto del Partido Liberal Mexicano. Fue<br />
la primera organización de mujeres precursora del movimiento<br />
revolucionario; asimismo ha sido identificada como<br />
el primer sindicato femenino diferenciado de las sociedades<br />
mutualistas. 11<br />
“Hombres y mujeres se manifiestan”. © (6350) conaculta.inah.sinafo.fn.méxico.<br />
En 1907 las trabajadoras del ramo<br />
textil fundaron la primera junta<br />
revolucionaria femenina: “Las Hijas<br />
de Anáhuac”.<br />
esta forma planteaban, en los mismos términos que el positivismo,<br />
que la falta de empleos o los bajos salarios podrían<br />
conducirlas a la deshonra. Hicieron uso de la calle, las<br />
plazas y la prensa para apropiarse del espacio público y,<br />
aludiendo a las ideas de “vulnerabilidad material y moral”<br />
del discurso que cuestionaba su papel en las dos esferas,<br />
enfrentaron a las autoridades y al poder patronal. 10<br />
Desde finales del siglo xix las mujeres se habían<br />
organizado en sociedades mutualistas. Estas corporaciones<br />
de ayuda mutua habían surgido como un medio para hacer<br />
frente a las condiciones de explotación del capitalismo;<br />
las aportaciones de sus integrantes constituían un fondo<br />
que servía para auxiliarse en momentos de necesidad. El<br />
mutualismo sentó las bases para la conformación de sindicatos<br />
en años posteriores y de grupos que participaron en<br />
los movimientos de oposición al régimen de Porfirio Díaz.<br />
En 1907, por ejemplo, las trabajadoras del ramo textil<br />
10 Susie S. Porter, Mujeres y trabajo en la ciudad de México. Condiciones<br />
materiales y discursos públicos (1879–1931), María Palomar (trad.),<br />
México: El Colegio de Michoacán, 2008, pp. 266–267.<br />
Las trabajadoras fueron un sector muy activo<br />
durante la Revolución; organizaron mítines, huelgas y<br />
manifestaciones en las calles. Sus protestas se centraron<br />
en las condiciones laborales específicas de las mujeres y<br />
encontraron un lugar privilegiado para su activismo en las<br />
organizaciones revolucionarias. Como obreras, aprovecharon<br />
el espacio que les brindó la Casa del Obrero Mundial,<br />
donde eran consideradas compañeras de los hombres en<br />
todos los niveles. Jacinto Huitrón, uno de sus principales<br />
dirigentes, exponía que sólo los anarquistas propagaban<br />
ideas de igualdad considerando a la mujer como compañera<br />
de lucha, de sociedad y de vida. “¡No más esclavas de<br />
la familia, de la sociedad, de la religión, del trabajo y del<br />
hogar!”. 12 Formaron la Brigada Sanitaria Ácrata mediante<br />
la cual participaron en la lucha armada, realizando labores<br />
11 Ibid., p. 140.<br />
12 Ana Ribera Carbó, “Mujeres sindicalistas; las trabajadoras de la<br />
Casa del Obrero Mundial (1912–1916). Una aproximación a las fuentes<br />
para su estudio”, en Boletín americanista, Universidad de Barcelona, núm.<br />
54, 2004, p. 170.