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El impulso a la educación<br />
Hemos visto que la necesidad de integrar a las mujeres al<br />
desarrollo productivo y social, se mantuvo como un interés<br />
prioritario tanto de los “funcionarios borbónicos como<br />
de los republicanos mexicanos”, y que la llamada “marca<br />
distintiva de la Ilustración” fue precisamente, la política de<br />
impulso a la educación femenina en que se tradujo dicho<br />
interés. 37 No obstante, la impronta de educar a las novohispanas<br />
no se originó en estricto sentido a partir de la influencia<br />
de Feijoo, pues ya desde 1548 tenemos antecedentes<br />
de una larga lista de colegios para mujeres; entre los más<br />
antiguos está, por ejemplo, La Caridad, también conocido<br />
como De Niñas, De Doncellas, De Santa Isabel o De la<br />
Visitación, originalmente pensado para el recogimiento de<br />
mujeres mestizas, donde de acuerdo con Pilar Gonzalbo, es<br />
seguro que, al menos durante un tiempo, en esta institución<br />
se impartieron clases de lectura, según consta “en las cuentas<br />
del año 1569 [con el registro de una partida destinada<br />
a comprar] seis tomillos de cartillas para enseñar a leer a<br />
las muchachas”. 38<br />
Dos años más tarde (1571–1575), en Guadalajara<br />
se estableció el Colegio de Santa Catarina de Siena,<br />
cuya pretensión fue atender de manera particular a niñas<br />
huérfanas y mujeres “virtuosas”. Dos décadas después, a<br />
escasos diez años de que iniciara el nuevo siglo (1590),<br />
la ciudad de Puebla inauguró tres nuevos espacios para<br />
la educación femenina: El Colegio de Jesús María, el de<br />
Limpia Concepción o Niñas vírgenes, y Nuestra Señora<br />
de los Gozos, conocido popularmente también como La<br />
Enseñanza.<br />
Más de medio siglo después, en 1680, una institución<br />
de suma importancia abrió sus puertas en la Ciudad de<br />
México, el Colegio de San Miguel de Belem, llamado también<br />
de las Capuchinas seglares, y conocido popularmente<br />
como las Mochas. La trascendencia de este colegio radicó<br />
en la gran cantidad y heterogeneidad de mujeres que a él<br />
ingresaron con el correr de los años; planeada originalmente<br />
como recogimiento de mujeres adultas, esta institución se<br />
transformó muy pronto en un colegio al que acudían “niñas<br />
o jóvenes solteras que convivían con las mayores”, mismas<br />
que pertenecían a “todos los grupos étnicos y de cualquier<br />
capa social”. 39 Un hecho crucial en este sentido, fue el ingreso<br />
de las mujeres indígenas a la educación formal con la<br />
apertura del primer convento para mujeres indias, que, con<br />
el nombre de Corpus Christi, se fundó en 1724.<br />
Es cierto, sin embargo, que el impacto de las nuevas<br />
ideas ilustradas en la educación femenina puede ubicarse<br />
a partir de 1753, al menos en la Ciudad de México, con<br />
la fundación del Internado de Primeras Letras para niñas<br />
indígenas de Nuestra Señora de Guadalupe o Colegio de<br />
Indias, fundado hacia 1753, bajo los auspicios de la Compañía<br />
de Jesús. 40<br />
Asimismo, con la inauguración, en 1755, de la<br />
primera Amiga (pública y gratuita) de la Ciudad de México<br />
que, financiada por el Ayuntamiento, tuvo como instalación<br />
parte del colegio de monjas de la Compañía de María La<br />
Enseñanza o Colegio del Pilar. Cabe aclarar que Amiga,<br />
37 Silvia Arrom, op. cit., p. 29.<br />
38 Pilar Gonzalbo, Historia de la educación en la época colonial. La<br />
educación de los criollos y la vida urbana, México: El Colegio de México,<br />
1990, p. 329.<br />
39 Ibid., p. 330.<br />
40 Al producirse la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, el colegio<br />
pasó a manos del clero secular para luego, hacia 1811, transformarse<br />
en convento de la Compañía de María. Véase Dorothy Tanck Estrada, La<br />
educación ilustrada. 1786–1836, México: El Colegio de México, 1977.