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es el caso de algunas soldadas que obtuvieron puestos de<br />
mando.<br />
Entre aquellas activistas que asumieron una posición<br />
de liderazgo, se encuentra Margarita Neri, de Quintana<br />
Roo, quien comandó una tropa de indios que bajo su<br />
dirección derrotó en una batalla al ejército federal en el<br />
sur de México. Varias mujeres más asumieron la dirección<br />
de tropas en los ejércitos como Rosa Bobadilla, coronela<br />
zapatista, o Petra Herrera, villista, quien estuvo al mando de<br />
tropas de soldados en varias misiones; al no poder acceder<br />
a los rangos militares más altos, se autonombró generala<br />
y formó su propio ejército de mujeres, con más de mil integrantes.<br />
Su intervención en la toma de Torreón fue decisiva,<br />
aunque Villa nunca le reconoció sus méritos. 50<br />
La guerra de Francisco Villa no era la de “un pueblo<br />
en armas” como fue la de Zapata, factor que lo llevó<br />
a guardar grandes reservas en cuanto a la intervención de<br />
las mujeres en la línea de batalla; conforme iba profesionalizándose<br />
el ejército fue limitando su participación. Asimismo,<br />
los cambios en la estrategia militar, las condenaron a<br />
seguir a los trenes a pie o viajar en las vigas inferiores de<br />
los vagones, pues éstos fueron destinados a transportar a<br />
los caballos. Un veterano de la guerra describió la situación<br />
de la siguiente forma: “Abajo del tren hacían una cuna y<br />
entonces ahí se metían las mujeres con los bebitos […]. Los<br />
soldados mero arriba, los caballos en medio y las mujeres<br />
abajo, mero abajo del tren con muchachitos”. 51<br />
Sin embargo, hay testimonios de historias de soldaderas<br />
que, arriba de los ferrocarriles de Villa, tomaron las<br />
armas cuando sus soldados resultaron heridos, para resistir<br />
los ataques de los federales durante la retirada. En algunos<br />
casos Villa otorgó promociones militares, como a María<br />
50 Elena Poniatowska, Las soldaderas, 1ª ed. México: Ediciones Era,<br />
2007, p. 17.<br />
51 Entrevista con Severo Medina, 3/febrero/1973, en Eva Salgado, op.<br />
cit., p. 7.<br />
Quinteras de Merás a quien dio el cargo de coronela, o a<br />
Mariana Gómez Gutiérrez que se integró activamente en su<br />
ejército; cuando se enlistó, el general la presentó a la tropa<br />
como la profesora: “Ella escribirá la historia de nuestras<br />
batallas y de nuestra causa”. 52 María participó en la batalla<br />
de Ojinaga en 1913, donde la División del Norte resultó<br />
vencedora. El triunfo de Carranza y la persecución de la<br />
facción villista ocasionaron su exilio en Estados Unidos.<br />
De las mujeres que tomaron parte activa en la guerra,<br />
muchas adoptaron un rol masculino para sobrevivir, no<br />
sólo en su vestimenta sino también en su actitud, tratando<br />
con ello de emular las características más admiradas en los<br />
hombres, sobre todo en época de guerra. Tal fue el caso de<br />
Ángela Jiménez, en Oaxaca, que cambió su nombre al de<br />
Ángel, se unió a diferentes grupos rebeldes y posteriormente<br />
al ejército de Carranza. Fue soldada experta en explosivos<br />
y abanderada, logró el cargo de teniente. 53 También Petra<br />
Ruiz o Encarnación Mares, Chonita, quien se incorporó al<br />
décimo regimiento de caballería de Jesús Carranza; participó<br />
en diversas campañas en Nuevo León y San Luis Potosí y<br />
fue promovida a sargento primero.<br />
El ejército zapatista también contó entre sus filas<br />
con mujeres que se masculinizaron y alcanzaron rangos<br />
militares medios. Un caso particularmente interesante lo<br />
representó Amelia Robles, cuya historia ha sido rescatada<br />
por la historiadora Gabriela Cano. 54 Amelia mostró desde<br />
52 Martha Eva Rocha Islas, “Nuestras propias voces. Las mujeres en la<br />
Revolución Mexicana”, op. cit., p. 116.<br />
53 Elizabeth Salas, “La soldadera en la Revolución Mexicana. La guerra<br />
y las ilusiones de los hombres”, en Heather Fowler Salamini y Mary Kay<br />
Vaughan (comps.), op. cit., p. 167.<br />
54 Gabriela Cano, “Inocultables realidades del deseo. Amelio Robles,<br />
masculinidad (transgénero), en la Revolución mexicana”, en Gabriela<br />
Cano, Mary Kay Vaughan y Jocelyn Olcott (comps.), op. cit., pp. 61–90.<br />
(Atendiendo a la transformación que el coronel Robles defendió siempre,<br />
no debería estar incluido en el presente estudio).