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Las publicaciones femeninas de
la época mostraron además del
valor de enfrentarse al régimen,
la audacia de transgredir espacios
vedados a las mujeres.
habían estado vedados. Como menciona Anna Macías, las
oportunidades educativas que ellas tuvieron, añadieron una
dimensión intelectual a su participación como precursoras
de la Revolución. 29 Aun con publicaciones esporádicas,
muchas veces interrumpidas o de tirajes menores, suscitaron
comentarios positivos entre los liberales opositores, a la vez
que llamaron la atención de las autoridades, de forma que
sus imprentas fueron confiscadas en incontables ocasiones
y las periodistas encarceladas. La persecución de la prensa
independiente, lejos de amedrentarlas, promovió entre ellas
la difusión de amplias protestas.
En 1905 el Partido Liberal Mexicano (plm) constituyó
la Junta Organizadora y lanzó su programa en un
Manifiesto a la Nación Mexicana con Regeneración como
órgano oficial, publicada el 30 de septiembre. Su segunda
cláusula fue un aliciente para la organización de clubes
clandestinos: “Los ciudadanos mexicanos que estén de
acuerdo con las ideas de este Manifiesto y anhelen la Libertad
de la Patria, constituirán en las poblaciones en que
residan agrupaciones secretas”. Asimismo, la Junta propuso
el fomento de publicaciones opositoras y para ello ofreció
fondos a los luchadores liberales. 30 De esta forma, el contenido
del programa estimuló también la fundación de clubes
políticos femeniles en provincia, todos con el fin de hacer
29 Anna Macías, Contra viento y marea: el movimiento feminista en México
hasta 1940. 1ª ed. México: Colección de libros del PUEG, Programa
Universitario de Estudios de Género, Universidad Nacional Autónoma de
México, 2002, p. 42.
propaganda al movimiento liberal. En la Ciudad de México,
por ejemplo, se fundó el Club Benito Juárez presidido
por Concepción Valdés.
Una de las primeras organizaciones femeniles que
esgrimió los principios del programa del plm, como ya se
mencionó, fue la de las obreras del ramo textil “Hijas de
Anáhuac”, integrada por María del Carmen y Catalina
Frías, Justa Vega, Eligia Pérez, María Gómez, Carlota Lira,
Leonila Aguilar y Josefa Ortega. Al conocer el Manifiesto,
las obreras explotadas en las fábricas vieron que los postulados
referentes a la defensa de los trabajadores hacían eco
de su situación. Las reuniones de la agrupación se llevaban
a cabo en casa de las hermanas Frías y llegaron a contar
con más de trescientas integrantes. Como en muchos casos
de juntas clandestinas de la época, fueron denunciadas y
las reuniones suspendidas. Sin embargo, continuaron con
su labor de propaganda de la causa liberal y en 1910 se
unieron a los Clubes Antirreeleccionistas que apoyaron la
candidatura de Madero. 31
Uno de los antecedentes más significativos de
la Revolución Mexicana fueron las huelgas de Cananea
y Río Blanco, hechos que implicaron una seria amenaza
para el régimen de Díaz y reflejaron fundamentalmente un
sentimiento nacional de descontento frente al sector patronal
y los extranjeros. Las mujeres no fueron ajenas a estos
sentimientos y participaron activamente en las huelgas,
principalmente en la de Río Blanco por estar más ligadas
al sector textil, dentro del cual comprendían cerca de 25%
de la fuerza laboral. Jugaron un papel fundamental al tratar
30 Sin firma, “Manifiesto. La Junta Organizadora del Partido Liberal
Mexicano. A la Nación”, en Regeneración, año 1, 2ª época , tomo III,
núm. 48 (Missouri, 30 de septiembre de 1905), pp. 2–3.
31 Ver “La primera organización Revolucionaria de Mujeres” Hijas de
Anáhuac, en Julia Tuñón (comp.), Voces a las mujeres: antología del pensamiento
feminista mexicano, 1873–1953, México: Universidad Autónoma
de la Ciudad de México, 2011, pp. 139–144.