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liberales-liberadas-2da

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Positivistas y <strong>liberales</strong> condenaban<br />

cualquier idea de emancipación:<br />

“las mujeres que hablan de<br />

feminismo no son buenas, y<br />

quieren llamarse en vez de malas,<br />

adelantadas y <strong>liberales</strong>, que es<br />

nombre que suena mejor”, El<br />

Colmillo Público, 1904.<br />

xix; sus planteamientos se sustentaban en la falta de democracia<br />

y libertad de expresión, así como en la creciente<br />

influencia de la Iglesia católica en el país, especialmente<br />

favorecida por las élites porfirianas. En estos primeros años<br />

de formación de la oposición, las ideas trascendieron el<br />

liberalismo tradicional para incluir demandas de diversos<br />

grupos sociales, entre ellas las de obreros y campesinos. 18<br />

Lo anterior abrió un espacio para que también las mujeres<br />

se manifestaran, tanto en mítines callejeros y huelgas, como<br />

en la prensa; demandaron derechos como ciudadanas y<br />

se pronunciaron sobre la situación general del país, pero<br />

también cuestionaron la subordinación a que estaban sujetas.<br />

Al hacer públicas sus ideas, colocaron a la jerarquía<br />

patriarcal ante un nuevo reto para el cual no tardaron en<br />

encontrar argumentos de réplica.<br />

Su incursión en espacios políticos motivaba opiniones<br />

contradictorias entre los círculos positivistas y <strong>liberales</strong>.<br />

El positivismo condenaba el incipiente feminismo que “masculinizaba<br />

a las mujeres” sacándolas de la esfera doméstica,<br />

lo cual hacía peligrar el orden familiar existente. Por<br />

eso, Horacio Barreda sostenía que “el sentido en que habrá<br />

18 James D. Cockcroft, Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana<br />

(1900–1913), 25ª ed. México: Siglo xxi Editores, 2005, p. 9.<br />

de fomentarse el feminismo en México tendrá que consistir<br />

en afirmar la situación doméstica de la mujer, para la que se<br />

haya admirablemente preparada”. 19 Por su parte, los diarios<br />

opositores llamaban la atención del público femenino con<br />

artículos dirigidos a su sexo y alentaban su participación,<br />

siempre que con ello no contravinieran su función de esposa<br />

y madre. Por ejemplo, el periódico El Colmillo Público en<br />

un artículo de junio de 1904 declaraba: “las mujeres que<br />

hablan de feminismo no son buenas, y quieren llamarse en<br />

vez de malas, adelantadas y <strong>liberales</strong>, que es nombre que<br />

suena mejor”. 20 Dejando de lado las contradicciones, cabe<br />

destacar que tanto positivistas como <strong>liberales</strong> estaban de<br />

acuerdo en que las mexicanas se expresaran si con ello no<br />

descuidaban su misión suprema de ángeles del hogar.<br />

19 Horacio Barreda citado en María de Lourdes Alvarado Martínez Escobar,<br />

op. cit., p. 139.<br />

20 Citado en Ángeles Mendieta Alatorre, La mujer en la Revolución<br />

Mexicana, 1ª ed. México: Instituto Nacional de Estudios Históricos de la<br />

Revolución Mexicana, 1961, p. 36.

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