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incrementó notablemente la cantidad de mujeres que circulaban<br />
diariamente por la ciudad. No sólo por el traslado de<br />
ida y regreso a las escuelas; también por las nuevas fuentes<br />
de trabajo en que ingresaron muchas de ellas, en especial<br />
comercios, oficinas y los propios colegios. Así, hacia 1885,<br />
la cantidad de mujeres que trabajaban en todo el país representaba<br />
26.5% de la población económicamente activa.<br />
Vale la pena señalar que el crecimiento de la burocracia<br />
gubernamental incrementó la apertura de escuelas<br />
de comercio para mujeres, que ofrecían el aprendizaje<br />
de las habilidades secretariales requeridas en este rubro.<br />
Como ya se apuntó, la docencia se perfiló tempranamente<br />
como un área creciente de trabajo para las mujeres, en especial<br />
en la enseñanza básica, la formación de profesoras<br />
normalistas, de maestras de artes y oficios, y de párvulos o<br />
educación para niños menores de seis años.<br />
Así pues, el nuevo ritmo de la ciudad se registra<br />
también en la prensa de la época. La crónica social, la nota<br />
roja e incluso la publicidad, dan cuenta de los espacios en<br />
que día con día se refrenda la identidad de género: cocina,<br />
tienda, mercado, molino, salón de clase, iglesia, tranvía,<br />
lavadero común, entre otros. Los cambios en el tránsito urbano<br />
se extienden o modifican de acuerdo con el estrato<br />
social; las mujeres de la élite amplían su estar en el almacén<br />
de ropa, la visita a la modista, la tertulia, la sala de bordado<br />
y lectura, la clase de pintura, el carruaje, la visita al<br />
hospicio, la cárcel y los actos de caridad; e incluso, como se<br />
mencionó antes, en el ejercicio íntimo y solitario de pintar,<br />
Hacia 1885, la cantidad de mujeres<br />
que trabajaban en todo el país<br />
representaba 26.5% de la población<br />
económicamente activa.<br />
“La estanquillera”. Archivo Fotográfico del Instituto de Investigaciones Estéticas<br />
de la unam.<br />
tejer, redactar un ensayo, un artículo, un poema, una partitura,<br />
traducción, o pieza teatral. Las menos afortunadas<br />
hacen de un lavadero, un escalón, una fuente, una ventana<br />
o una azotea nuevos lugares para el descanso, la costura, el<br />
tejido y, de manera muy importante, para la conversación.