www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía de la Universidad ARCIS 14delinea, por así decir, una topología de la derrota. Al tratar de develar el impacto de la derrotahistórica en estas prácticas (muchas de las cuales sólo la sintomatizaron), se establece la basepara un análisis de los textos postdictatoriales. El salto no es sólo temporal, sino tambiéncualitativo, puesto que la postdictadura no alude únicamente a la posterioridad de estos textos enrelación a los regímenes militares (una de las novelas analizadas, Lumpérica, de Diamela Eltit, fueen realidad escrita y publicada en el auge del régimen de Pinochet), pero también yfundamentalmente, su incorporación reflexiva de la mentada derrota en su sistema dedeterminaciones. Así, de un modo similar a la definición de lo posmoderno como el momentocrítico y desnaturalizador de lo moderno, la postdictadura viene a significar, en el contexto de esteanálisis, no tanto la época posterior a la derrota (la derrota todavía circunscribe nuestro horizonte,no hay posterioridad respecto a ella), sino más bien el momento en el que la derrota se aceptacomo la determinación irreductible de la escritura literaria en el subcontinente. En este marco, Laciudad ausente, de Ricardo Piglia, Em Liberdade, de Silviano Santiago, Lumpérica y Losvigilantes, de Diamela Eltit, Bandoleiros y las novelas cortas de João Gilberto Noll y En estadode memoria, de Tununa Mercado, representan algunas de las estrategias que incorporan eltrabajo del duelo como imperativo postdictatorial.En La ciudad ausente (1992), de Ricardo Piglia, momento culminante de un notableproyecto ficcional, la reconexión entre literatura y experiencia y la activación del trabajo del duelo,tienen lugar a través de la intervención de lo apócrifo. El relato policial / futurista / cyberpunk dePiglia confronta al lector con una máquina de relatos inventada por Macedonio Fernández -transformado aquí en personaje ficcional. La máquina codifica en sí tanto el duelo por la muertedel otro como la posibilidad de circular narrativas en una ciudad postdictatorial corroída por elolvido. Junior, una especie de alter ego de Piglia, intenta localizar el origen de esta perturbadoramáquina, que progresivamente surge, a su vez, como imagen privilegiada de la memoria. A ladisociación dolorosa entre literatura y experiencia se le opone a una estrategia - hecha posible porla impersonalidad de la máquina - que permitiría la apropiación indebida, diseminación ydesubjetivización de los nombres propios. Un amplio abanico de narrativas intercaladas quetematizan el pasado y el presente de Argentina preparan el clímax: la historia de una isla joyceanaen la que los documentos nunca permanecen porque sus habitantes despiertan periódicamentehablando otra lengua. A partir de la radical inestabilidad de esa lengua insular Piglia construye unateoría del olvido postdictatorial. El papel de la ficción sería, entonces, para Piglia, recuperar lanarrabilidad que pudiera reconstituir, restituir la memoria: la posibilidad de contar historias podríarestaurar la memoria porque la experiencia puede volverse apócrifa, es decir, ser relatada connombres falsos, como si perteneciera a otro. Como un análisis detallado intentará mostrar, Laciudad ausente diseña una utopía de naturaleza mnemónico-restitutiva.También mnemónico-restitutiva, aunque agresivamente escéptica y corrosiva, es lareescritura que propone Em Liberdade (1981), de Silviano Santiago, del escritor brasileño de losaños treinta, Graciliano Ramos. Por oposición a las clásicas memorias de Graciliano sobre suencarcelamiento entre 1936 y 1937 por el régimen de Getúlio Vargas - Memórias do Cárcere,publicadas póstumamente en 1953 - Em Liberdade inventa un diario de sus primeros días enlibertad, es decir, ya no de un periodo de victimización recuperable, en última instancia, por unapiadosa empatía con el sufrimiento (la conmiseración que Memórias do Cárcere, a lo largo desus más de 600 páginas, nietzscheanamente se esfuerza por vaciar), sino más bien a través de un
www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía de la Universidad ARCIS 15nuevo sino: la completa ausencia de acontecimientos, la angustia de la página en blanco, elmomento “post” en el que ni la heroización ni el martirio son opciones posibles o deseables. Alasumir la identidad de Graciliano, al escribir su diario imaginario, usando su nombre y creandotoda una narrativa según la cual los originales del diario habían sido entregados a un amigo con lapetición explícita de que no se publicaran hasta 25 años después de su muerte - narrativaúnicamente contradicha en el subtítulo de la cubierta, donde se lee “ficción de Silviano Santiago”- Em Liberdade barajó nombres propios al punto de crear divertidos malentendidos entre loscríticos, algunos de los cuales llegaron a demostrar que Santiago había llevado a cabo unsoberbio trabajo “editorial” con el “manuscrito” de Graciliano. El pastiche se duplica en abymeen el diario, cuando Graciliano proyecta una historia en la que hablaría por la voz del poeta einsurgente republicano del siglo XVIII Cláudio Manuel da Costa, en una reinterpretación de esemovimiento anti-colonial y anti-monárquico que, de manera doblemente estrábica, mira haciaambos presentes, las postdictaduras de Graciliano, en 1937, y de Santiago, en 1981. La historiaimaginada por Graciliano, a su vez, muestra varias coincidencias con el asesinato del periodistaWladimir Herzog por la dictadura brasileña en 1975, en una desconcertante proliferación deréplicas que codifican una verdadera filosofía post-catástrofe de la historia. Como en laapropiación de Macedonio Fernández en La ciudad ausente, la reescritura del pasado nunca secontamina de ninguna voluntad irónica; nunca surge ninguna distancia paródica entre el sujeto dela enunciación del texto y la voz histórica de Graciliano. A diferencia de La ciudad ausente, sinembargo, en Em Liberdade no hay lugar para la utopía. La discusión intentará, entonces, detallarun diferendo: la movilización del pasado para el proyecto de un presente afirmativo, de afirmaciónen el presente, reclutamiento que trae el pasado hacia el presente (Piglia), versus la impulsión delpresente hacia atrás, empuje que hace del pasado no realizado la alegoría misma de un presenteen crisis, y que retrotrae, por lo tanto, el presente, haciéndolo reconocerse en el rostro del pasadofallido (Santiago).El análisis de los textos de João Gilberto Noll nos mueve hacia el extremo opuesto delespectro: para Noll el vacío que surge del divorcio entre literatura y experiencia no debe serllenado, sino aceptado, radicalizado. Al señalarse cómo los personajes y narradores de Nolldramatizan una radical imposibilidad de contar historias - cortesía de una memoria atrofiada y unaincapacidad fundamental de sintetizar la experiencia - queda claro el contraste entre la saturaciónapócrifa de Santiago y Piglia (proliferación apócrifa de nombres propios) y la estrategia derarefacción propia a la literatura de Noll. El nombre propio aquí ya no aparece barajado ycirculado, sino sometido a un progresivo borramiento. Al retratar cuarentones grises, sin nombreni trabajo, fracasados cuyos intentos de aprender de la experiencia delatan su paralizanteincapacidad de organizar lo vivido en una narrativa coherente, Noll pone en crisis el modelodialéctico del Bildungsroman tan central para la novela moderna. En uno de los textosanalizados, Bandoleiros, un viaje a Estados Unidos durante el reaganismo sirve como pretextopara una revisión crítica de esa fuente privilegiada de aprendizaje que es la literatura de viajes. Adiferencia del primer Wim Wenders, o del irónico diario estadounidense de Baudrillard, el viajede Noll por la mitología americana no provee ya ningún encuentro verdadero con la otredad,ninguna fuente alternativa de relatos. Para Noll la misma memoria codificada en el espacio de laurbe se ha reificado: la metrópoli moderna replica el desvanecimiento gris y anónimo de lospersonajes. La ciudad ya no ofrecería, en Noll, ningún momento de epifanía que pudiera elevar la
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