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www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía de la Universidad ARCIS 6El ser alegórico nunca llega a la individualidad concreta de un dios griego o de unsanto . . . puesto que para que haya congruencia entre subjetividad y sentidoabstracto, el ser alegórico debe hacer la subjetividad tan vacía que todaindividualidad específica desaparece . . . Poetas como Virgilio se ocupan de seresalegóricos porque no son capaces de crear dioses individuales como loshoméricos. 5Recibe ahí su fundamento la comprensión dominante, post-romántica, de la alegoría como desvíoaberrante, patológico, del ideal translúcidamente orgánico del símbolo. En la visión hegeliana elelemento conceptual, la esfera del sentido, “domina” y “subsume” una “externalidad determinadaque no es más que un signo”. 6 El símbolo evitaría esta reducción al redondear la representaciónen una totalidad infisurada, en la cual imagen y sentido, signo y concepto, fueran indistinguibles. Enel símbolo la asimilación y absorción del elemento conceptual en su actualización estética sería talque la separación aberrante, propia a la alegoría, se corregiría. La formulación hegeliana coronael símbolo como embajador estético de la dialéctica, tropo capaz de a-propiar lo exterior,convertirlo en interior, y realizar esa digestión exitosa que es, ella misma, símbolo gastronómicoprivilegiado del pensamiento dialéctico.En Inglaterra, fue Coleridge quien se encargó de dirigir violentos ataques a la alegoríacomo forma “mecánica”, a la cual opuso la cualidad “orgánica”, “natural”, “transparente” delsímbolo. 7 Para el siglo XIX habría algo de intempestivo en la alegoría: “como alegorista,Baudelaire estuvo aislado”. 8 Goethe, Hegel y Coleridge convergen al ver en la alegoría unadegeneración en la cual lo universal se albergaría en una externalidad vacía sin dejarse contaminarpor ella. Es como si en la alegoría las singularidades se refirieran demasiado deprisa a las5 G.W.F. Hegel, Vorlesungen über die Ästhetik I, Werke in zwanzig Bänden, vol. 13(Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1970), 512. Pese a las condenaciones de Hegel a la alegoría, habríaque considerar seriamente el argumento de que la propia filosofía de la historia de Hegel operaalegórica y no simbólicamente. Véase Timothy Bahti, Allegories of History: LiteraryHistoriography After Hegel (Baltimore y Londres: Johns Hopkins UP, 1992).6 Hegel, 513.7 “Una alegoría no es sino una traducción de nociones abstractas en un lenguaje pictórico,lo cual no es en sí sino una abstracción de los objetos de los sentidos, siendo el ser principal inclusomenos valioso que su representación fantásmica [proxy phantom], ambos insustanciales, y elprimero además amorfo. Por otro lado un símbolo... se caracteriza por un translucimiento[translucence] de lo especial en lo individual, o de lo general en lo especial, o de lo universal en logeneral; sobre todo por el translucimiento de lo eterno a través de y en lo temporal”. Ver TheStatesman’s Manual, ed. W.G.T. Shedd (Nueva York, 1875), 437-8. Citado en Angus Fletcher,Allegory: The Theory of a Symbolic Mode (Ithaca y Londres: Cornell UP, 1964), 16.8 Walter Benjamin, Passagen-Werk, ed. Rolf Tiedemann, G.S. V-1 y V-2, pp. 11-1350.Para la traducción de las citas del Passagen también he hecho uso de la versión francesa: Paris,capitale du XIXe siècle: le livre des passages, trad. Jean Lacoste (París: Cerf, 1989).

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