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www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía de la Universidad ARCIS 22bien o al mal”. 26 Se deja leer aquí la postulación de una complejidad progresivamente alcanzada yla superación gradual de errores previos; retórica, en fin, modernizante, desarrollista, que anunciauna grandiosa puesta al día.Esta euforia reforzó la certeza de haber resuelto viejos problemas y dicotomías. De ahí eltono inaugural, la faz adánica del discurso del boom. En la obra de Emir Rodríguez Monegal, serefunde interesantemente la polaridad entre lo urbano y lo rural en el planteamiento de que lasnovelas del boom representaban la superación de un conflicto que había sido falso desde elprincipio: “En tanto que en las viejas novelas la ciudad suele ser una ausencia que hace sentir susarbitrariedades misteriosas, en el mundo de los nuevos novelistas la ciudad es el eje, el centro, eselugar donde todos los caminos se cruzan”. 27 Más que afirmar el cambio temático cuantitativodesde lo rural hacia lo urbano en la literatura (cambio que, obviamente, acompañaba el mismoproceso de urbanización de América Latina), Monegal asocia sistemáticamente lo rural alsimplismo y al primitivismo preartístico. “La clásica dicotomía novela urbana-novela rural sedisolvió por su misma base ... ya se acabaron para siempre esos relatos campesinos o selváticos,con seres de dos dimensiones y mecánica exposición documental”. 28 Si la meta del argumento deMonegal es alegar que uno bregaba con una “falsa oposición”, es interesante observar que la“superación” de la dicotomía se conciba como la eliminación de uno de sus términos. Lareacción del boom contra la novela de la tierra se elabora mediante una curiosa identificaciónentre lo artístico y lo urbano, por oposición a una ruralidad que “pocas veces consigue alzar sucreación al plano puramente literario”. 29Creo que esta asociación tiene menos que ver con preferencias de escenario,caracterización, o cualquier otro asunto estrictamente narratológico. A fin de cuentas, varias de lasnovelas aclamadas por Monegal y sus compañeros del boom como paradigmas de la “nuevanarrativa” eran rurales o semirurales: Cien años de soledad, Pedro Páramo, Grande Sertão:Veredas. La explicación hay que buscarla en otro lugar, es decir, en el hecho de que en elimaginario discursivo del boom, lo urbano se hizo sinónimo de lo universal. Al identificar laliteratura rural con el pasado, uno se convencía de que el pasado había muerto, de que éramostodos parte de la misma aldea global y de que la dolorosa distinción entre centro y periferia porfin se había borrado: “hoy, cada gran ciudad de la América Latina ... aspira a tener su Balzac, suGaldós, su Proust, su Joyce, su Dos Passos, su Moravia, su Sartre”. 30 Caricaturizando un poco elproblema, diríamos que dentro de las posibilidades discursivas ofrecidas por el boom, BuenosAires o Caracas podrían tener su Balzac, pero que era muy improbable que Tucumán o Chiapasllegaran a tener su Steinbeck. En la correlación directa ruralidad = naturalismo, todo lo no urbano26Fuentes, 30 y 36.10.27E. Rodríguez Monegal, Narradores de esta América, 2 vols. (Montevideo: Alfa, 1969),28Monegal, 11.29Monegal, 41.30Monegal, 11.

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