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www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía de la Universidad ARCIS 82literatura y críticos historicistas, que invariablemente empatizan con el vencedor), 149 Piglia lee en lamisma textura de la obra de Arlt el furor de una interpelación al presente. El procedimientohistoricista, al reconstruir una imagen reconfortante de la tradición, lee sus momentos bárbaros,sus momentos de violencia, como testigos que al fin y al cabo refuerzan la riqueza de la cultura.Un estudio de la postdictadura, por definición, por el mismo gesto de leer el presente comopostdictatorial, no puede sino adoptar el otro protocolo, e intentar leer en cada documento decultura la barbarie que lo hizo posible.También la novela policial le ofrece a Piglia un modelo de la relación entre texto ycomentario:A menudo veo a la crítica como una variante del género policial. El crítico como detectiveque trata de descifrar un enigma aunque no haya enigma. El gran crítico es un aventureroque se mueve entre los textos buscando un secreto que a veces no existe. Es un personajefascinante: el descifrador de oráculos, el lector de la tribu. Benjamín leyendo el París deBaudelaire ... en más de un sentido el crítico es el investigador y el escritor es el criminal(CF 20-1)La ficcionalización consistiría así en un borramiento de marcas, puesta en escena de laindecidibilidad, diseminación de pistas falsas: en otras palabras, la labor del criminal. Cuanto máscuidadosamente construida resulte una obra de ficción, más se parecería ella, en el esquema dePiglia, al crimen perfecto. De aquí proviene la tesis de Piglia respecto a la relación especial que laficción mantiene con la verdad: la ficción no sería la esfera donde el problema de la verdad no seplantea, sino la instancia en que la verdad puede ser puesta en suspenso. El borramiento de lossignos autoriales en un texto ficcional no tiene, entonces, nada que ver con alguna “objetividad”entendida en el sentido realista-naturalista, tributaria, claro, del positivismo decimonónico. Laficción elimina las marcas autoriales no para que la verdad pueda hablar libremente, en laluminosidad de su presencia para sí misma, sino como modo de someterla al vértigo de laindecidibilidad. El papel del crítico sería des-cubrir esa operación, reconstruir las pruebas,descartar pistas falsas y restaurar la coincidencia entre la manifestación fenoménica del crimen y149 Empatía [Einfühlung] en la interpretación del pasado es el mecanismo identificatoriomás propio del historicismo, revelado por Benjamin como un abrazo de la versión victoriosa. ParaBenjamin, “empática” sería la comprensión de la historia que percibe en el pasado un desfile detesoros culturales; visión incapaz de percibir en los documentos de cultura la barbarie que los hizoposibles. Para Benjamin el gran efecto anestésico del historicismo adviene de la creencia en laposibilidad y deseabilidad de una lectura del pasado que reprodujera la percepción que de sí mismotuvo ese pasado. Esa sería la mirada que intenta bloquear del horizonte de comprensión de unfenómeno histórico, todo el curso posterior de la historia que lo separa del presente. El historicismooperaría entonces, según un axioma benjaminiano, en un tiempo “vacío y homogéneo.” Éste es elempatismo que el materialista histórico contrarresta aferrando el pretérito en cuanto “imagen querelampaguea en el instante de su cognoscibilidad para no ser vista ya más.” Walter Benjamin,“Sobre el concepto de historia.” La dialéctica en suspenso: Fragmentos sobre la historia.Traducción, introducción y notas de Pablo Oyarzún (Santiago: ARCIS-LOM, s.d.), 50.Antagónicamente al historicista, y contradiciendo el reconfortante axioma de Keller, un materialistahistórico sabe que la verdad puede, de hecho, escapársenos.

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