25.08.2015 Views

alegorias.pdf

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía de la Universidad ARCIS 188De ahí la imposibilidad de identificarse el acto de reconocimiento del origen del síntoma,el núcleo traumático primario, con “curación”, sea cual fuere el status que asignemos a esapalabra. De hecho, la última frase del capítulo vacía cualquier conclusión eufórica respecto a laidentificación de la marca siniestra: “Ese orden, instaurado por el terror repele y al mismo tiempodevora; si se lo elude, de cualquier modo triunfa, la cavidad gana la partida” (94). Cabríanentonces las preguntas: ¿de qué sirve ser capaz de identificar un proceso patológico que no puedeser invertido? ¿Por qué formular la tarea de la restitución cuando el orden del terror mantendrá alos muertos sin nombre y sin duelo? Una vez que todo ha sido hecho y dicho, ¿dónde nos dejaEn estado de memoria? ¿Hay un lugar para la afiramación en el texto? ¿Habría un duelorealizable afirmativamente, en cuanto afirmación?El capítulo final, “El muro”, no contesta estas preguntas sin ambigüedad, pero apuntahacia una escena en que se podría repostularlas. Volviendo al estilo altamente alegórico de“Celdillas”, “El muro” presenta una cierta construcción espacial que superimpone un plano de laciudad sobre el mapa de la melancolía del sujeto del texto. En un libro lleno de operacionesinteresantes sobre la temporalidad, estos dos segmentos son verdaderos tratados sobre laespacialización de los afectos. En lugar de celdillas, el capítulo final presenta un muro ubicuo,inmenso y gris, un “manto alisado sobre la realidad” (181). Sabiendo que debe tarde o tempranoenfentarse a este muro, comienza a contemplar el espacio que la separa de él: “la hondonada esancha y profunda . . . dejando fuera de mi alcance un mundo misterioso” (182). Este mundomisterioso no es otra cosa que el exterior, la vida civil de la ciudad, separada de ella por la accióndel muro. A tientas se mueve ella por la ciudad visitando cafés, viejos edificios y calles, pero entodas partes el muro se hace sentir a través de prohibiciones, fronteras, y zonas de no acceso,incluso si son “sólo psíquicas”.El enfrentamiento con el muro no debe ser tomado, empero, como un conflicto entérminos militares o militantes. Derrotar el muro postdictatorial, en el sentido de eliminarlo dealgún modo para disfrutar de “libertad”, está fuera de cuestión para Tununa Mercado. El capítulonarra la fusión gradual del muro en el segundo plano, pero de nuevo aquí no hay motivos paraeuforia. Su “victoria” sobre el muro, descrita en la última escena, en que el muro subrepticiamentese desliza en una grieta, activa el proceso del duelo, comprendido como comienzo de laaceptación de la pérdida, un proceso hasta aquí paralizado en el texto. El muro representa asítambién el bloqueo represivo que suspendía el duelo y lo forzaba a permanecer sin resolución. Nopor casualidad, el momento de superar el muro coincide con una escena en la que ella entra en laescritura como palpando una realidad desconocida que ofrece obstáculos formidables: “Conconfortantes de la terapia. De hecho, en los primeros escritos de Freud sobre el trauma, laposibilidad de integrar el hecho perdido en una serie de recuerdos asociativos, como parte de la cura,era visto precisamente como modo de permitir que el hecho fuera olvidado”. “Preface”, Trauma:Explorations in Memory, vii. En estado de memoria es un texto muy conciente de esta paradoja -el recuerdo terapéutico del trauma tiene el propósito de producir su olvido - y esta conciencia yaceen el origen de su melancolía como texto postdictatorial. La distinción hecha por Freud entre duelo ymelancolía recibe así otro giro aquí: es la posibilidad postdictatorial de un exitoso trabajo del duelo,no su imposibilidad, lo que genera la melancolía.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!