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alegorias.pdf

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www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía de la Universidad ARCIS 23pareciera volverse innarrable en el lenguaje revolucionario de la nueva ficción, conclusiónnecesaria, pero que permanecía omitida bajo el florido frontispicio “nosotros, latinoamericanos, alfin integrados a la marcha de la literatura universal”:A partir de la certeza de esta universalidad del lenguaje, podemos hablarcon rigor de la contemporaneidad del escritor latinoamericano, quien súbitamentees parte de un presente cultural común: ... nuestros escritores pueden dirigir suspreguntas no sólo al presente latinoamericano sino también a un futuro que, cadavez más, también será común al nivel de la cultura y de la condición espiritual detodos los hombres, por más que técnicamente nuestras deformaciones yaislamientos se acentúen”. 31En esta lectura algo tosca de algunos postulados estructuralistas, la cultura universal emergería deuna supuesta “universalidad lingüística”, más allá de las diferencias sociales y económicas. Estapremisa permeó el espectro discursivo del boom en su totalidad, desde la derecha (Monegal,Paz) hasta la extrema izquierda (digamos, Carpentier y Cortázar). De ahí la posibilidad dereferirse al boom como una formación discursiva: 32 ciertas condiciones necesarias presiden elarchivo de enunciados posibles, más allá de las polémicas y desacuerdos entre sus miembros. Lamisma concepción de la modernización cultural, entendida como universalidad finalmenteconquistada, informaba la práctica crítica de Vargas Llosa:...cuando tenían a Proust y a Joyce, los europeos se interesaban apenas o nadapor Santos Chocano o Eustasio Rivera. Pero ahora que sólo tienen a Robbe-Grillet, Nathalie Sarraute o Giorgio Bassani, ¿cómo no volverán los ojos fuera desus fronteras en busca de escritores más interesantes, menos letárgicos y másvivos? Busquen ustedes, en la literatura europea de los últimos años, un autorcomparable a Julio Cortázar, una novela de la calidad de El siglo de las luces, unpoeta joven de voz tan profunda y subversiva como la del peruano CarlosGermán Belli; no aparecen por ninguna parte. 33Vargas Llosa expresa así el impulso edípico del boom, complementario al gesto adánico al queme referí antes. Matamos al padre europeo al vencerlo bajo sus propias reglas; le señalamos sucuerpo moribundo mientras él reconoce que la corona tiene un nuevo dueño. La victoriosanarrativa edípica cuenta la historia de un padre muerto leyendo los libros escritos por el hijo.Como sucede con todo Edipo triunfante, sin embargo, no todas las cuentas están saldadas; el31Fuentes, 35.32Sobre el concepto de formación discursiva, consúltese Michel Foucault, L’Archéologiedu savoir (París: Gallimard, 1969), especialmente el capítulo sobre regularidades discursivas.33Vargas Llosa, cit. en George R. Couthard “La pluralidad cultural”, en América Latina ensu literatura, ed. César Fernández Moreno (México: Siglo XXI y Unesco, 1972), 71.

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