LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD
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Decidida la muerte del rey, era preciso encontrar los medio para llevarlo a<br />
término y, para eso, encontrar una asamblea compuesta de hombres capaces de<br />
cometer esa perversidad.<br />
Augustin Cochin y Charles Charpentier, en un estudio publicado en los días 1<br />
y 16 de noviembre de 1904, en la revista Action Française, mostraron cómo la campaña<br />
electoral de 1789 fue conducida en Borgoña. De ese estudio, y de varios otros<br />
semejantes, llegaron a la conclusión, corroborada por todas sus investigaciones, de<br />
que, en el estado de disolución en que habían caído todos los antiguos cuerpos independientes,<br />
provincias, ordenes o corporaciones, fue fácil para un partido organizado<br />
apoderarse de la opinión y dirigirla sin nada de ver al número de sus afiliados,<br />
ni al talento de sus jefes. Ellos muestran, a través de documentos de archivos,<br />
la existencia y la acción de esa organización 1.<br />
Estudiando de cerca, levantado los nombres y fechas, ellos permiten “rastrear”<br />
a los masones, encontrar sus pistas en una serie de pasos que, tomados a parte,<br />
1 En 1888, Augusto Carion publicó en Lyon (Livraria Vitte) este folleto: La Vérité sur l’Ancien Régime et la Révolution.<br />
En ella encontramos este pasaje, que entra en el orden de ideas desarrolladas por Charpentier y Cochin:<br />
Se encuentran en ciertos cuadernos (cuadernos de quejas del Tercer Estado), escribe Carion, proposiciones que<br />
patentizan el espíritu revolucionario. Taine explica ese hecho. Los abogados, los procuradores, los notarios de<br />
las villas, habían escrito las quejas de sus jefes y presentado sus cuadernos al jefe local del bailadio, sin incluso<br />
haber reunido a la comunidad para hacer la respectiva lectura. (Ver Taine, L’Ancien Régime, p.5109). (La Vérite<br />
sur l’Anc. Régime, Carion, p. 68).<br />
L. Ricaud, en un libro importante, La Bigorre et les Hautes-Pyrénées pendant la Révolution (París, librería Honoré<br />
Champion, y Tarbes, Librería Croharé, 1894), hace la misma observación relativamente a la región pirinea.<br />
Examinando los 260 cuadernos de quejas del Tercer-Estado que fueron conservados en los archivos del departamento<br />
de los Altos-Pirineos, Ricaud pesquisó como cada comunidad había redactado el suyo, y es de opinión<br />
que esos cuadernos no fueron de forma ninguna redactados por las comunidades.<br />
Primeramente, dice él, he aquí los cuadernos de Argelès-Bagnères y de Bonnemazon. En el primer momento se<br />
percibe que ni uno ni otro fue escrito en la villa a respecto de la cual son hechas las quejas. Uno y otro, en efecto,<br />
fueron concebidos en los mismos términos y escritos casi que enteramente por la misma mano. Esto indica<br />
un origen común; porque es imposible que esas dos villas, separadas por una distancia bastante considerable y<br />
sin relaciones de vecindad, hayan tenido las mismas ideas, y al mismo tiempo dos redactores que las expresan<br />
en los mismos términos y con la misma caligrafia. Además, el autor de las dos piezas había dejado espacios en<br />
blanco para que se inserte el nombre de las ciudades, el de los diputados que serían nominados, así como la<br />
fecha en que la comunidad se reuniría para firmar su cuaderno y escoger su mandatario… (La Bigorre, p. 12,<br />
13).<br />
En los Altos-Pirineos, ocho o diez villas vecinas depositaron algunas veces el mismo cuaderno escrito en el<br />
mismo papel con las misma caligrafía, en cuanto en otros grupos de localidades los campesinos se limitaban a<br />
copiar fórmulas genéricas que les habían sido dadas (La Bigorre, p.15 a 21).<br />
Ocurrió de la misma manera, además, a cuarenta leguas de Bigorre, en el Armagnac, en que un relato del 29 de<br />
mayo de 1789, emitido por el marqués de Fodoas, que gobernaba aquel territorio, nos hace saber que “…de un<br />
único rasguño, (los abogados, procuradores y notarios de pequeñas ciudades) hacían, para todas las comunidades,<br />
copias parecidas, que vendían bien caro a los consejos de cada parroquia rural”. (Citado por Ricaut, La<br />
Bigorre, p. 21).<br />
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