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LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD

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En el interior, uno de los primeros actos de la Monarquía de julio marca muy<br />

bien la acción del Poder oculto en la Revolución de 1830. La infidelidad judaica fue<br />

colocada en el mismo nivel de las comuniones cristianas. El artículo VII de la Carta<br />

de 1830 decía: “Los ministros de las religión católica, apostólica y romana, profesada<br />

por la mayoría de los franceses, y los ministros de los otros cultos cristianos,<br />

reciben salario del Tesoro Público”. Por una derogación expresa de ese artículo, los<br />

rabinos fueron inscritos en el presupuesto a partir del año siguiente 1 . “Hoy, dice el<br />

rabino Astruc en su libro Entretiens sur le jadaïsme, son dogme et sa morale, en nuestros<br />

países la igualdad es completa: nuestro culto camina al lado de los otros.<br />

Nuestros templos no están más escondidos; ellos se levantan a los ojos de todos,<br />

construidos por los Estados y por las comunidades, tanto cuanto por nosotros<br />

mismos. No queremos nada más allá de adorar libremente al Dios de la libertad<br />

universal”.<br />

El gobierno de Luis Felipe no se contentaba más en desconocer, como el de<br />

Napoleón I, el origen divino de la Iglesia Católica; él declaraba desconocer la divinidad<br />

de Nuestro Señor Jesucristo, al conceder favores absolutamente indebidos a<br />

1 No había ninguna razón legítima para otorgar un salario a los ministros del culto israelita. Los propios judíos<br />

no reconocían en ellos ningún carácter sacerdotal, ni ninguna autoridad sobre sus correligionarios. Hablando<br />

del privilegio que acababa de ser concedido a los judíos, Portais dice: “Esto obtiene para la secta un reconocimiento<br />

público, es un establecimiento que se le concede, son cartas de naturalización que se le dan, es una<br />

homologación solemne de su doctrina, cuya propaganda se alienta y cuya enseñanza se asegura”.<br />

Los Bourbons de la Restauración habían adoptado, relativamente a los judíos, la sabia política de Luis XVI, que<br />

Napoleón no pudo abandonar. Ellos se aplicaron en evitar todo vejamen para los judíos, pero ellos no juzgaron<br />

deber hacer con que los judíos olviden de que ellos eran huéspedes y no hijos de la casa. Ellos no pensaron que<br />

toda medida de protección debe ser abandonada contra la ambición de los israelitas de dominar a los cristianos,<br />

según la sentencia talmúdica: “El mundo es de los judíos”. Ellos les habían concedido el pleno gozo del<br />

derecho internacional público e incluso el del derecho civil; ellos habían limitado sus derechos políticos, y<br />

sobre todo ellos apartaron el reconocimiento público de sus creencias y de su culto, relativamente a la fe cristiana.<br />

Desde el 7 de agosto de 1830, esto es, dos días antes de que el duque de Orleans aceptase el título de rey de los<br />

franceses, el francmasón Viennet solicitó la inscripción en el presupuesto los salarios a los rabinos. En el día 13<br />

de noviembre de 1830, el Ministro de la Instrucción Pública y de los Cultos, Mérilhon, francmasón afiliado a<br />

los carbonarios, protocolizó un proyecto de ley que concedía a los rabinos un salario pagadero por el Tesoro.<br />

La ley fue promulgada el día 8 de febrero de 1831.<br />

No es inútil anotar que los salarios de los rabinos eran cerca de dos veces más elevados, en Francia, de que el<br />

de los curas católicos. Estos recibían 1.800, 1.200 o 900 francos, según la importancia de su curato; y la media<br />

obtenida dividiéndose el total de los créditos inscritos en el presupuesto por el número de curas era de 1.014.<br />

Ahora, la media de los salarios de los rabinos era de 2.015 francos. Los pastores protestantes eran menos bien<br />

tratados que los rabinos, pero mejor de que los curas, puesto que recibían 1.900 francos<br />

Así, aquellos a los cuales el Estado no debía nada, eran mejor tratados de que aquellos en relación a los cuales<br />

el Estado se comprometió a reparar una parte de los bienes confiscados!<br />

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