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LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD

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Llega el momento de nuevas elecciones; ¿se mostrará el país más esclarecido,<br />

más previdente? La Cámara del 21 de agosto de 1881 es peor que la precedente.<br />

Ella realiza el “gran misterio”, Gambetta a la cabeza. El Ministro de los Cultos y de<br />

la Instrucción Pública, Paul Bert, proclama la necesidad de destruir, “la filoxera<br />

negra”. Esa Cámara promulga la ley de escuela neutra, la ley de divorcio, la del de<br />

los entierros civiles. Las elecciones de octubre de 1885 son mejores. El país parece<br />

reconsiderar su posición y hacer un esfuerzo para sacudir el yugo masónico. Pero<br />

la secta es demasiado poderosa, bien organizada, bien gobernada, para dejarse poner<br />

fuera a través de un escrutinio. La Unión Republicana cuenta con 380 miembros<br />

en la nueva Cámara y la oposición 204. Es mucho. La mayoría abusa sin pudor<br />

de su fuerza para invalidar en masa a los adversarios, intimidar a los electores,<br />

ostentando el mal con toda la libertad de antes. Como represalia, cuatrocientos a<br />

quinientos sacerdotes son privados de sus rentas, si así se puede decir; y unilateralmente,<br />

sin consulta a los obispos, la mayor parte de los vicariatos subvencionados<br />

por el Estado son suprimidos.<br />

A partir de entonces nada más segura que la secta; ella hace lo que quiere, en<br />

la hora y en la medida en que ella juzga oportuna para llegar con seguridad a sus<br />

objetivos.<br />

El plan general de la guerra contra la Iglesia fue entregado a la Cámara el 31<br />

de marzo, por Paul Bert. Permanece como el documento capital de aquella época.<br />

― Separación entre la Iglesia y el Estado ― Denuncia del Concordato ― Secularización<br />

de los bienes del clero regular y secular. He aquí lo que debía ser pacientemente<br />

perseguido 1.<br />

todos los días él practica en los dominios del Estado, tengo el derecho de decir: ¡el peligro social, helo ahí! El<br />

espíritu clerical procura infiltrarse en todas partes, en las fuerzas armadas, en la magistratura, y tiene esto de<br />

particular, que es siempre cuando la fortuna de Francia baja que el jesuitismo sube”.<br />

La asistencia aplaudió largamente al orador.<br />

El senador Malens, que presidia la sesión, tenía como principal asesor a Emile Loubet, el futuro presidente de<br />

la República.<br />

Ya en 1872, en Saint-Julien, Gamberra había expuesto el programa del partido llamado “republicano”. Ese<br />

programa religiosamente seguido se resume en tres palabras: Guerra al catolicismo.<br />

1 Después de haber propuesto las medidas a ser adoptadas, Paul Bert confirmaba de esta forma lo que ya estaba<br />

hecho:<br />

“Primero, todas las instituciones monásticas desaparecieron. No se ven más esas órdenes numerosas que devoraban<br />

sin provecho la substancia del pueblo… y que servían, en los Estados modernos, apenas para alimentar un<br />

espíritu extraño y funesto.<br />

“En segundo lugar, los privilegios que no tenían por finalidad sino impedir el reclutamiento del clero contra la<br />

intención de las poblaciones, fueron suprimidos: los seminaristas sirven a las fuerzas armadas con los otros<br />

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