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LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD

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el Directorio y su general no querían que hubiese más Papas. En el Mémorial de<br />

Sainte-Hélène, Napoleón expone abiertamente esa idea fundamental de la masonería,<br />

y como él había inicialmente pensado en realizarla. Hablando de sus proclamaciones<br />

a los musulmanes, él dice: “Era charlatanería, y de las mayores… Ved las<br />

consecuencias: yo me servía de Europa por el revés; la vieja civilización permanecía<br />

sitiada, y ¿quién habría imaginado entonces en inquietarse con el curso de los destinos<br />

de nuestra Francia y de la regeneración del siglo? 1 Destruir la vieja civilización,<br />

la civilización cristiana, regenerar al siglo a la moda pagana, y esto a través de<br />

Francia, he ahí la idea que permite comprender a fondo la historia contemporánea.<br />

Si Napoleón tenía esos pensamientos, se preguntará por qué él restableció el<br />

culto católico en Francia. El lo explica en su Mémorial: “Cuando yo restablezca los<br />

altares, decía, cuando yo proteja a los ministros de la religión como ellos merecen<br />

ser tratados en todos los países, al Papa hará lo que yo le pidiere; él apaciguará los<br />

espíritus, reunirlos en su mano y colocárnoslo en la mía”. Y en otro lugar: “Con el<br />

catolicismo yo alcanzaba con más seguridad todos mis grandes éxitos… En el interior,<br />

entre nosotros, el gran número absorbía el pequeño (protestantes y judíos), y<br />

yo me prometía tratar este con una tal igualdad que luego no habría posibilidad de<br />

conocer la diferencia. (En otras palabras, conseguiré hacer reinar la indiferencia en<br />

materia religiosa). En el exterior, el catolicismo me conservaba al Papa, y con mi<br />

influencia y mis fuerzas en Italia, yo tenía la esperanza de, temprano o tarde, por<br />

un medio u otro, tener para mí la dirección de ese Papa, y, a partir de ahí, ¡qué influencia,<br />

qué poder de opinión sobre el resto del mundo!” 2 Veremos a la Alta Venta tomar<br />

la consecuencia de esa idea y esforzarse para llevarla a buen término.<br />

En el trono imperial, Napoleón no perdió su punto de vista. Conocemos lo<br />

que él hizo para confundir en el espíritu del pueblo la verdadera religión con sus<br />

herejías, colocando todas las religiones en el mismo nivel; lo que él hizo para llegar<br />

poco a poco a suprimir todo culto exterior, hacer del clero un cuerpo de funcionarios,<br />

e incluso, dispensar al Papa en lo que dice respecto a la institución canónica<br />

de los obispos. Todo eso no podía ser durable, si no se consiguiese quitar al Papa<br />

su independencia. Napoleón empleó lo mejor de sí en esa tarea. El 13 de febrero de<br />

1806, le escribió a Pío VII: “Vuestra Santidad es soberano en Roma, pero yo soy<br />

emperador”. Dos años más tarde el general Miollis se apoderó de la Ciudad Eter-<br />

1 Ver también: Correspondance de Napoléon Ier. publicada por orden de Napoleón III, t. V, p. 185, 191, 241.<br />

2 Mémorial de Sainte-Hélène, t. V, p. 384, 388.<br />

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