LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD
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la religión de la humanidad ya que, ella también, poetiza el sufrimiento y ofrece como<br />
recompensa, la felicidad de las generaciones presentes.”<br />
Esta es claramente la cuestión.<br />
Estas palabras interpretan menos los pensamientos personales del Sr. Viviani<br />
que los que tiene la secta anticristiana. Ella, después de siglos de lucha contra la<br />
Iglesia Católica, se jacta de que poco a poco el espíritu laico ha ido ganando dominio<br />
sobre la sociedad religiosa: ella sabe que, en los esfuerzos realizados para destruir<br />
a las congregaciones, ella se involucró en no apenas una escaramuza, y que,<br />
para asegurar un triunfo definitivo, ella deberá librar nuevas y numerosas batallas<br />
más.<br />
El Sr. Viviani declaró por sí mismo que, en la batalla actual, se busca en primer<br />
lugar “la defensa de la República”, y en segundo lugar la aceptación de una<br />
forma de gobierno. Esto es: “que el espíritu laico gane dominio sobre la sociedad<br />
religiosa”, “liderar el destino de la humanidad”, “y destruir la sociedad fundada<br />
sobre la voluntad de Dios, para construir una nueva sociedad fundada sobre la<br />
voluntad del hombre 1 ”.<br />
Esa es la razón de por qué de esta guerra declarada a las congregaciones es<br />
para ellos un compromiso. La verdadera batalla es la que se traba entre la Iglesia<br />
1 Es la consigna levantada por Gambetta: “¡El clericalismo, ese es el enemigo!”. La República de centro derecha,<br />
inaugurada con el septenio del mariscal Mac-Mahon, fue bien pronto eclipsada por una República de centro<br />
izquierda. Buffet fue reemplazado como jefe del ministerio por Dufaure, que dimitió cansado de tener siempre<br />
que resistir a las exigencias de los radicales. Mac-Mahon llamó entonces a la izquierda al poder, en la persona<br />
de Jules Simon que hizo a la extrema izquierda, las concesiones que Dufaure hizo a la izquierda y Buffet a la<br />
centro-izquierda. Mac-Mahon quiso entonces retomar el camino. El 16 de mayo escribió a J. Simon una carta<br />
que éste interpretó como una exigencia de dimisión. En seguida, el presidente dio instrucciones a Broglie de<br />
formar un Gabinete, y, el 18 de mayo, envió a la Cámara un mensaje donde, después de haber explicado su<br />
conducta, lo suspendió por un mes, en conformidad al artículo 24 de la Constitución.<br />
Durante la suspensión, el 1 de junio de 1877, Gambetta recibió una delegación de las juventudes de las escuelas<br />
de Derecho, de Medicina, etc., y les pronunció un discurso que nunca debiera ser olvidado, porque<br />
ninguno muestra con más claridad, el carácter de la actual lucha en el último cuarto de siglo: “Nosotros tenemos,<br />
dijo, que combatir por la forma de gobierno, para la integridad de la Constitución <strong>LA</strong> LUCHA ES MÁS PROFUNDA;<br />
esta lucha es contra todo lo que queda del viejo mundo, ENTRE LOS AGENTES <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> TEOCRACIA ROMANA Y<br />
LOS HIJOS <strong>DE</strong>L ’89.”<br />
El inglés Bodley, después de una larga investigación en Francia, publicó bajo el título: FRANCIA, Ensayo<br />
sobre la Historia y el Funcionamiento de las Instituciones políticas francesas. En la página 201 reproduce estas palabras<br />
de Gambetta:<br />
Con el grito de guerra “El clericalismo es el enemigo” Gambetta declaró en la tribuna en 1876 que él sostiene<br />
lo que decía Peyrat. Peyrat, en efecto, había escrito, en los días del imperio en L’Opinion nationale, esta frase:<br />
“¡El catolicismo es el enemigo!”. Sustituyendo la palabra catolicismo por clericalismo, Gambetta recurría a la<br />
hipocresía tan familiar a los francmasones.<br />
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