LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD
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Para estos intelectuales, y para quienes los que los escucharon, y los que hasta<br />
nuestros días se consideran sus discípulos, el orden sobrenatural, queda completamente<br />
dejado de lado; la moral se convirtió en la búsqueda de satisfacer a todos<br />
los instintos; el gozo de la vida, bajo todas sus formas, fue el objeto de sus actos<br />
judiciales. La glorificación del placer era el tema preferido de las disertaciones de<br />
los humanistas. Laurent Valla afirmaba en su tratado De Voluptate que “el placer es<br />
el verdadero bien, y que no hay otros fuera del placer”. Esta convicción le llevó a<br />
él, y también a otros, a poetizar los peores vicios. De esta manera eran prostituidos<br />
los talentos que tendrían que ser empleados a vivificar la literatura y el arte cristianos.<br />
Desde todos los puntos de vista, se venía venir el divorcio entre las tendencias<br />
del Renacimiento y las tradiciones del cristianismo. Mientras que la Iglesia seguía<br />
predicando la caducidad del hombre, afirmando su debilidad y la necesidad de<br />
una ayuda divina para la realización del deber, el humanismo alimentaba sus frentes<br />
en Jean Jacques Rousseau para declarar la bondad de la naturaleza: era la deificación<br />
del hombre.<br />
Mientras que la Iglesia asignaba a la vida humana una razón y un objetivo<br />
sobrenaturales, colocando en Dios el término de nuestro destino, el humanismo,<br />
volviendo a ser pagano, limitaba a este mundo y al hombre el ideal de la vida.<br />
Desde Italia, el movimiento alcanzó otras partes de Europa.<br />
En Alemania, el nombre de Reuchlin fue, sin que este científico lo quisiera, el<br />
grito de guerra de todos los que trabajaron en destruir las Ordenes religiosas, la<br />
escolástica y, finalmente, la propia Iglesia. Sin el escándalo que se hizo en torno de<br />
él, Lutero y sus discípulos nunca se hubieran atrevido a soñar lo que ellos realizaron.<br />
En los Países Bajos, Erasmo preparó, también, las vías a la Reforma por su<br />
Elogio a la locura. Lutero no hizo más que proclamarlo mucho más alto. Y realizar<br />
audazmente lo que Erasmo no había dejado de insinuar.<br />
Francia también se había apresurado a acoger en su casa las letras humanas;<br />
no hubo punto alcanzado, al menos en el orden de las ideas, por tan nefastos efectos.<br />
No fue así mismo para las costumbres. “Desde que las costumbres de los extranjeros<br />
comenzaron a agradarnos – es el gran canciller Vair, que vio esto que nos<br />
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