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LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD

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“Obtuve del propio príncipe esa declaración de imperial franqueza”.<br />

Sabemos que en 1872 las sociedades secretas se pusieron de acuerdo en toda<br />

Europa para impedir el asenso de Enrique V al trono. Quince días después de su<br />

muerte, el 9 de septiembre de 1883, numerosos francmasones se reunieron en la<br />

logia de los Hospitalarios de Saint-Ouen, y el F∴ Cuénot bebió a la salud de la<br />

muerte de Enrique V”. Ese brindis fue cubierto de aplausos y risas. Luego después,<br />

el mismo Cuénot bebió a la salud de Bismarck.<br />

El día 28 de octubre de 1873, monseñor Dupanloup escribió a un ministro<br />

protestante, Pressensé: “Mi convicción profunda es de que los males de Francia, si<br />

lo que se está preparando fracasase 1 , espantarán al mundo; iremos de calamidad<br />

en calamidad hasta el fondo del abismo. La maldición del futuro y de la historia<br />

recaerá sobre aquellos que, pudiendo asentar el país sobre bases seculares en la<br />

estabilidad, en la libertad y en la honra, hubieren impedido esa obra y precipitado<br />

esa infeliz Francia, en el momento en que ella intentaba un último esfuerzo para<br />

salvarla, en el declive fatal en que ella es arrastrada, hace más de un siglo, de catástrofe<br />

en catástrofe. Qué tristeza y qué remordimientos para ciertos hombres, forzados<br />

entonces a decirse: “¡Hubo un día, una hora, en que se habría podido salvar a<br />

Francia, en que nuestro concurso habría decidido todo, y nosotros no quisimos! 2”<br />

Bien vemos qué personajes monseñor Dupanloup tenía en vista en sus reprimendas,<br />

sobre quien él quería hacer caer la pesada responsabilidad de haber rechazado<br />

su concurso para la salvación de Francia, y de haber así merecido las maldiciones<br />

del futuro; pero dudamos que la historia se asocie al pensamiento que<br />

inspiró esas palabras y se muestre de acuerdo con el prelado acerca de las personas<br />

a las cuales ella atribuirá esa responsabilidad. Como quiera que sea, la profecía<br />

debía realizarse: fuimos precipitados, desde aquel momento, en declive fatal; y<br />

ahora rodamos para el abismo.<br />

estableciendo una monarquía en regla”. Esas palabras de d’Arnim son el complemento de aquellas de monseñor<br />

Vallet. Es difícil ser más coherente consigo mismo de lo que fue Bismarck sobre esa cuestión.<br />

Había otro interés que se oponía a la restauración del poder legítimo. El mandó escribir a d’Arnim a través del<br />

ministro de Baviera: “En ningún caso podemos marchar con los legitimistas, visto que ellos siempre fieles a la<br />

causa del Papa”.<br />

En una conversación con el príncipe Orloff, embajador de Rusia en París, él también dijo: “Francia puede rehacer<br />

su ejército, si quisiere, pero hay una cosa que nos no permitiríamos, es que Francia se volviese clerical”.<br />

1 Una monarquía parlamentaria caracterizada por la bandera tricolor.<br />

2 Publicado por el marqués de Dreux-Brézé. Notes et Souvenirs pour servir à l’histoire du parti royaliste, 1872- 1883,<br />

páginas 167-168.<br />

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