LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD
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Es Danton quien organiza las masacres de septiembre, en cuanto Marat hace<br />
cavar un poco en la calle de la Tombe-Issoire, para enterrar en las catacumbas de<br />
París los cadáveres de los degollados.<br />
Es Marat, francmasón como todos los otros, quien, en la víspera del 21 de<br />
enero, viene a comunicar al rey mártir su decreto de muerte irrevocable.<br />
Y después del regicidio, es Robespierre quien se convierte en gran-maestro<br />
del cadalso.<br />
El proyecto de la francmasonería no se limitaba a jacobinizar a Francia, y a<br />
todo el universo: así vimos el Iluminismo llevado simultáneamente para todos los<br />
países.<br />
La logia establecida en la calle Coq-Héron, presidida por el duque de la Rochefoucauld,<br />
se transforma especialmente en aquella de los grandes masones, y<br />
cuidaba de la propaganda europea; fue allí que se realizaron los mayores consejos.<br />
Quien mejor conoció ese establecimiento fue Girtaner. En sus Mémoires sur la Révolution<br />
Française, él dice: “El club de la Propaganda es muy diferente del de los jacobinos,<br />
no obstante los dos frecuentemente se reúnan juntos. El de los jacobinos es el<br />
gran motor de la Asamblea Nacional. El de la propaganda quiere ser el motor del<br />
género humano. Este último ya existía en 1786; los jefes eran el duque de la Rochefoucauld,<br />
Condorcet y Sieyès. El gran objetivo del club propagandista era establecer<br />
un orden filosófico, que dominase la opinión del género humano. Hay en esa<br />
sociedad dos especies de miembros: los contribuyentes y los no contribuyentes. El<br />
número de los contribuyentes es de cerca de cinco mil; todos los otros se comprometen<br />
a propagar por todas partes los principios de la sociedad y a tender siempre<br />
para ese objetivo”.<br />
Sus esfuerzos no fueron estériles. “De todos los fenómenos de la Revolución,<br />
dice Barruel, sin duda el más espantoso, e infelizmente también el más incontestable,<br />
es la rapidez de las conquistas que la revolución ya alcanzó en una tan gran<br />
parte de Europa, y que amenazan hacer la revolución del universo; es la facilidad<br />
con la cual sus ejércitos izaron la bandera tricolor y plantaron el árbol de la igualdad<br />
y de su libertad desorganizadoras en Savoya y en Belgica, en Holanda y en los<br />
márgenes del Reno, en Suiza y más allá de los Alpes, en el Piamonte, en Milán y<br />
hasta en la propia Roma”. En seguida, después de haber concedido al valor de las<br />
tropas francesas y a la habilidad de sus jefes la parte que le es debida en esas conquistas,<br />
él acrecienta: “La secta y sus conspiraciones, sus legiones de emisarios secretos<br />
precedieron en toda parte sus ejércitos. Los traidores estaban dentro de las<br />
fortalezas para abrirles las puertas a sus ejércitos. Los traidores estaban dentro de<br />
las fortalezas para abrirles las puertas, ellos estaban hasta en los ejércitos del enemigo,<br />
en los consejos de los príncipes para abortar sus planes. Sus clubes, sus diarios,<br />
sus apóstoles habían predispuesto al populacho y preparado los caminos”.<br />
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