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LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD

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la facilidad y el la multiplicación de los goces, a los que los excitaban a despreciar<br />

el progreso y que los colocaban en la desconfianza de la doctrina que eleva a las<br />

almas mostrándoles, como objetivo supremo de sus esfuerzos, las recompensas<br />

eternas. Lo que vemos no es sino el desarrollo de lo que se hizo entonces.<br />

En tanto, los católicos, al contrario de lo que acontece hoy, no dejaron de<br />

oponer resistencia. Ellos se esforzaban en reaccionar. Comenzaron por la Agencia<br />

general para la defensa de la libertad religiosa, después, por las Conferencias de San Vicente<br />

de Paul; Academias religiosas fueron establecidas en casi todas las grandes ciudades<br />

de Francia; las Conferencias de Notre-Dame fueron inauguradas, y en fin y sobre<br />

todo, el Partido Católico abrió la cruzada por la libertar de enseñanza.<br />

La Carta de 1830 consagró el principio de la libertad de enseñanza, que en<br />

ella entrara no se sabe cómo. Lo primero que, para reivindicarla, emprendió, a<br />

través de carta pública, la lucha que debía ser tan ardiente, fue el viejo obispo de<br />

Chartres. Después de él se levantaron los grandes campeones: Monseñor Parisis,<br />

Montalembert y L. Veuillot.<br />

Esa reivindicación de la libertad de enseñanza levantó otras cuestiones: el derecho<br />

de el clero a expresar su opinión sobre las grandes cuestiones sociales, y de<br />

los obispos de poder hacerse oír y levantarse en la defensa de los intereses religiosos:<br />

el uso de la prensa en la discusión de esos intereses, y el concurso que los legos<br />

pueden y deben ofrecer al clero por la defensa o por la conquista de las libertades<br />

de la Iglesia; la iniquidad de los ataques contra la vida religiosa y en particular contra<br />

la Compañía de Jesús.<br />

En esa gran lucha vimos al gobierno francés procurar un punto de apoyo en<br />

Roma. Este envió a Roma al conde Rossi, italiano de nacimiento, llegado a Francia<br />

después de la revolución de 1830, nominado sucesivamente deán de la Facultad de<br />

Derecho de París, miembro del Instituto, par de Francia. Es esa fortuna ordinaria<br />

de aquellos sobre los cuales las sociedades secretas lanzaron los ojos con vistas a<br />

misiones particulares; como también la muerte de Rossi por el puñal de un asesino<br />

es el fin ordinario de los que no obedecen hasta el fin la incumbencia que les fue<br />

ordenada.<br />

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