LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD
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A medida que la nueva concepción de la vida traída por Nuestro Señor Jesucristo<br />
a la tierra penetró en las inteligencias y en los corazones, la sociedad se modificó:<br />
la nueva concepción de la vida cambió las costumbres, y bajo el impulso de<br />
estas ideas y costumbres, las instituciones se transformaron. La esclavitud desapareció,<br />
y en vez de los poderosos someter a sus hermanos, se les ve santificarse hasta<br />
el heroísmo para procurarles el pan de la vida espiritual, para elevar a las almas y<br />
santificarlas. La guerra no fue más hecha para apoderarse de los territorios de los<br />
otros y tomar a los hombres y mujeres como esclavos, sino para romper los obstáculos<br />
que se oponían a la extensión del reino de Cristo y obtener a los esclavos del<br />
demonio la libertad de los hijos de Dios. Facilitar, favorecer la libertad de los hombres<br />
y pueblos en su progreso hacia el bien, se volvió el objetivo hacia el cual las<br />
instituciones sociales fueron llevadas, aunque no siempre como un fin expresamente<br />
determinado. Y las almas aspiraron al cielo y trabajaron para merecerlo. La<br />
posesión de los bienes temporales para el disfrute de que se puede obtener de<br />
ellos, no fue ya el único e incluso principal objetivo de la actividad de los cristianos,<br />
al menos de los que estaban realmente imbuidos del espíritu cristiano, sino la<br />
posesión de los bienes espirituales, la santificación del alma, el aumento de las virtudes<br />
que son el ornamento y las verdaderas delicias de la vida de aquí abajo, y al<br />
mismo tiempo prendas de la bienaventuranza eterna.<br />
Las virtudes adquiridas por los esfuerzos personales se transmitían por la<br />
educación de una generación a otra; y así se formó, poco a poco, la nueva jerarquía<br />
social, fundada, ya no por la fuerza y sus abusos, sino sobre el mérito; en la parte<br />
baja, las familias que se aplicaron a la virtud del trabajo; al medio, aquéllas que,<br />
sabiendo juntar en el trabajo la moderación en el uso de los bienes que obtenían,<br />
fundaron la propiedad mediante el ahorro; en lo alto, aquéllos que denegaron del<br />
egoísmo, ascendieron a las sublimes virtudes de dedicación a los demás: pueblo,<br />
burguesía, aristocracia. La sociedad se estableció y las familias escalonadas en el<br />
mérito ascendente de las virtudes transmitidas de generación en generación.<br />
Tal fue la obra de la Edad Media. Durante su curso, la Iglesia realizó una triple<br />
tarea. Luchó contra el mal que provenía de las distintas sectas del paganismo y<br />
lo destruyó; perfeccionó los buenos elementos que se encontraban en los antiguos<br />
romanos y en las distintas razas de bárbaros; y finalmente, hizo triunfar el ideal<br />
que Nuestro Señor Jesucristo había dado de la verdadera civilización. Para llegar a<br />
esto, había procurado en primer lugar reformar el corazón del hombre; de allí vino<br />
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