LA CONJURACION ANTICRISTIANA - AMOR DE LA VERDAD
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aud, se abstuvo de votar, otro, Lemire, dio a Loubet, por su voto, los medios de<br />
realizar su perversidad.<br />
El 23 de abril de 1904 Loubet dejó París para ir a Roma, llegando al día siguiente<br />
a la noche. El se comportó como un humilde servidor de la masonería internacional.<br />
El Soberano Pontífice escribió secretamente al gobierno de la República una<br />
protesta contra la “grave ofensa” hecha por el jefe de Estado a los derechos de la<br />
Santa Sede. Esa protesta fue comunicada a los otros gobiernos, a fin de que el<br />
hecho consumado no pudiese convertirse en ley. Un semi-judío, el príncipe de<br />
Mónaco, liberó la protesta para ser publicada en un diario.<br />
Combes pretendió que esa publicación era un acto de la Santa Sede e hizo<br />
pedir explicaciones a través del embajador. El Secretario de Estado reclamó que la<br />
cuestión fuese puesta por escrito. En lugar de rendirse a un deseo tan legítimo y<br />
prudente, el embajador hizo saber que él había recibido la orden de salir de vacaciones.<br />
Después Combres exigió el retiro de dos cartas a través de las cuales los<br />
obispos de Laval y de Dijon eran llamados a Roma para justificarse de las acusaciones<br />
hechas contra ellos. El retiro de esas cartas implicaba en la abdicación de<br />
toda la autoridad pontificia sobre los obispos de Francia. Con el rechazo de la Santa<br />
Sede, las relaciones diplomáticas fueron definitivamente rotas.<br />
Estando todo así preparado, en el primer día de febrero de 1905 fue discutida<br />
en la Cámara una interpelación de Morlot. Ella fue cerrada por esta orden del día:<br />
“Verificando la Cámara que la actitud del Vaticano hizo inevitable la separación<br />
entre la Iglesia y el Estado, y contando con el apoyo del gobierno para cerrar la votación<br />
inmediatamente después del presupuesto, pasa a la orden del día”.<br />
Doce años antes, en la convención de septiembre de 1892, el F∴ Doumer, presidente,<br />
propuso e hizo aceptar una proposición de la L∴ La Emancipación, O∴ de<br />
París, así concebida: “Todo F∴ investido de un mandato electivo tiene la obligación<br />
de votar toda proposición que asegure en corto tiempo la separación entre las<br />
iglesias y el Estado, bajo pena de delito masónico. Un voto contrario emitido por<br />
ese F∴ importará en su inmediata acusación. Un segundo voto contrario será considerado<br />
como delito de primera clase” (informe analítico).<br />
Cuando el proyecto de ley fue presentado a la Cámara, los aliados, retomando<br />
el papel de entorpecedores que tantas veces habían representado, gritaban todos<br />
a una voz: ¡Eso no sucederá! Y cuando eso sucediere no habrá nada de que la-<br />
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