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Discurso crítico y Modernidad. Ensayos escogidos - gesamtausgabe

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Bolívar Echeverría<br />

intercambio, sólo podría darse en el caso de existir un perfecto equilibrio<br />

entre la oferta y la demanda de las dos mercancías que están en juego.<br />

Los dos propietarios privados serían entonces en igual medida solicitantes<br />

y aceptadores de una relación social.<br />

Sin embargo, esta situación sólo se presenta de manera excepcional.<br />

La regla es que, siempre, una de las dos mercancías es más demandada<br />

que la otra. Por esta razón las dos funciones de la mercancía, la de objeto<br />

del intercambio (cuyo valor se expresa activamente) y la de medio del mismo<br />

(cuyo valor de uso se presta pasivamente a esa expresión del valor) se<br />

consolidan por separado: la primera recae en la mercancía de mayor oferta<br />

relativa y la segunda en la de mayor demanda relativa. El propietario<br />

de la mercancía menos demandada, marcada como objeto del intercambio,<br />

es así quien debe solicitar el establecimiento de la relación social; el otro,<br />

el propietario de la mercancía más demandada, marcada como medio del<br />

intercambio, puede aceptar o no dicha solicitud. La relación social que se<br />

genera en el acto de intercambio es siempre una relación carente de reciprocidad.<br />

Uno de los propietarios tiene poder sobre el otro; está en capacidad<br />

de negarle la socialidad que pide.<br />

El ideal de todo propietario privado es tener su mercancía siempre en .<br />

función del medio del intercambio, de equi-valente de las otras mercancías;<br />

poder elegir entre todas las que pretenden cambiarse por ella, ser<br />

buscado por los otros propietarios, estar en capacidad de decir “sí” o “no”<br />

a sus requerimientos de relación con él. Sin embargo, de todos los “cuerpos”<br />

de mercancía sólo hay uno que le permite a ésta encontrarse siempre<br />

en situación de ser la mercancía más demandada, el medio y no el objeto<br />

del intercambio. Es el “cuerpo” de la mercancía dinero (el metal precioso<br />

y sus sustitutos). Así, en realidad, el ideal de todo propietario privado es<br />

tener su mercancía convertida en mercancía dinero.<br />

El dinero es la mercancía en permanente función de medio del intercambio<br />

debido a que las características naturales de su “cuerpo” — su<br />

escasez, por la que concentra mucho valor en poca masa y se vuelve fácilmente<br />

transportable; su homogeneidad y divisibilidad, etcétera— le confiere<br />

una disponibilidad técnica al intercambio que es excepcional en el<br />

mundo de las mercancías. La facilidad con que es intercambiable hace de<br />

su concreción una concreción evanescente', en cualquier lugar y en cualquier<br />

momento puede dejar la concreción que tiene y pasar a tener cualquier<br />

otra concreción. Junto al valor de uso intrínseco del metal precioso<br />

como objeto de trabajo aparece así en él, construido por la sociedad a partir<br />

de su concreción evanescente, un segundo valor de uso, el de servir<br />

de representante a todos los demás “cuerpos” de mercancía. Este valor de<br />

uso socialmente adjudicado convierte al “cuerpo” de la mercancía dinero<br />

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