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Discurso crítico y Modernidad. Ensayos escogidos - gesamtausgabe

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<strong>Discurso</strong> <strong>crítico</strong> y m odernidad<br />

La fascinación abismal que ejercen las “culturas primitivas” sobre el<br />

entendimiento moderno reside en que la escasez absoluta sobre la que<br />

construyen el edificio infinitamente complejo y al mismo tiempo tan frágil<br />

de sus instituciones manifiesta o actualiza de la manera más pura esa<br />

otra “escasez” que podría llamarse “ontológica” y que sería el correlato<br />

de la “libertad” 186; aquello a lo que responde la “maldad radical” (Kant) y<br />

que en la mitología judeo-cristiana aparece como la soberbia, encarnada<br />

en la Serpiente, que habría llevado a Adán a afirmarse “como Dios” — como<br />

dueño de “una palabra que no sólo nombra, sino que, al nombrar, crea<br />

la cosa nombrada”— y a menospreciar el orden de la Creación; es decir, a<br />

tener al Paraíso terrenal como “poca cosa”, a ponerlo como “escaso” respecto<br />

de sus ambiciones186. Las “culturas primitivas” pondrían al desnudo<br />

la ambivalencia radical del estar expulsados fuera del Paraíso, el doble<br />

filo de esa “condena a la libertad” que caracteriza a la condición humana:<br />

desamparo y torpeza, por un lado, pero autoafirmación y creatividad, por<br />

otro. La violencia primitiva de lo humano afirmándose en medio de lo<br />

otro fascina por todo el universo que ella es capaz de fundar sobre una<br />

negación frágil y contingente, sobre una precaria “nadificación” (Sartre)<br />

en medio de la vigencia omnipotente y necesaria del ser.<br />

Nacida en virtud de una peculiar estrategia de sobre-vivencia, esto<br />

es, de rebeldía frente a la condena a muerte que el conjunto de la vida<br />

tiene dictado contra esa “anomalía” que resultaría ser el modo humano<br />

de vivir, la comunidad arcaica encuentra en la fórmula que está implícita<br />

en esa estrategia el secreto que garantiza la existencia misma de ella y<br />

su mundo. Es la fórmula de una manera peculiar de ejercer la violencia<br />

contra la animalidad natural en bien de una animalidad trascendida o<br />

social, de emplearla de manera “sublimadora”, “productiva” en tanto que<br />

dialécticamente superadora. Y es en torno a ella que se constituye la comunidad<br />

arcaica; ella entrega el núcleo o la clave de la forma que distingue<br />

a una comunidad de otra. En el modo propio y peculiar de ejercer la<br />

violencia dialéctica sobre lo otro (sobre lo que los modernos llamarán des­<br />

185 En la línea de Kant, Schelling y Schopenhauer, retomada por Heidegger y Sartre,<br />

la libertad es la capacidad humana de trascender el orden y la necesidad<br />

que rigen en el ser natural, teniéndolos como “caos” y contingencia, para fundar<br />

un orden y una necesidad específicos del ser humano y su mundo.<br />

186 Se trataría de la violencia implícita en la afirmación humana de un “cosmos” en<br />

medio y en contra del orden universal experimentado como el “caos”; el de la constitución<br />

de un orden cuya posibilidad se encuentra descartada de entrada por éste<br />

último. Porque el mundo de lo humano es por igual una continuación del reino<br />

natural o de ”lo otro” que una ruptura ontológica con él, una separación que lo<br />

violenta y lo trasciende.<br />

[ 313 J

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