Dossier: Louis Althusser - Dialéktica
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Para que se entienda mejor; años más, años menos, quienes hoy recibimos<br />
nuestro título hemos pasado alguna o algunas de las ‘crisis’ de nuestra<br />
casa de estudios. En mi caso, ingresé en el 2001, año neurálgico para las<br />
Universidades, la Argentina y el mundo. Ese año, en los tres meses de paro,<br />
recibí innumerables enseñanzas: en las asambleas, aprendí el funcionamiento<br />
político y económico de las Universidades. En los pasillos, aprendí<br />
que desde cada disciplina la realidad se analiza de formas diferentes y que<br />
el intercambio de esos análisis permite un mosaico mucho más rico que da<br />
lugar a las lecturas entre y detrás de las líneas de los medios de comunicación.<br />
En los piquetes en el Puente, aprendí que entre la Universidad y la<br />
sociedad en que se inserta hay un abismo no muy difícil de saltar, basta con<br />
marchar junto a los integrantes de un barrio marginal para comprender el<br />
concepto de variedad subestándar o acercarse a Zanón para entender los<br />
movimientos obreros de principios del siglo XXI o marchar con los docentes<br />
para comprender que nuestro futuro como tales será siempre de lucha contra<br />
un sistema injusto. También, aprendí la historia de los movimientos de<br />
la Universidad. Recuerdo en particular una asamblea en la que mi profesora<br />
de Griego intervino para comentar cómo en los sesenta, cuando ella había<br />
estudiado, habían sorteado problemas similares; inmediatamente habló<br />
mi profesora de Literatura hispanoamericana y nos contó su experiencia en<br />
los setenta y luego, en el mismo sentido, la ayudante de Hispanoamericana,<br />
sus vivencias en los ochenta. Entonces comprendí que las crisis son parte<br />
de la construcción de la Universidad que cada uno de nosotros queremos.<br />
En el 2002, la Asamblea Universitaria me mostró la otra cara del<br />
mundo académico: la de las negociaciones y la corrupción de un sistema<br />
viciado.<br />
En el 2004, una nueva crisis vino a enseñarnos lo que nos faltaba<br />
aprender. Permítanme presentarme, yo soy una de los 120 que en noviembre<br />
pasado decidió tomar las instalaciones de la nuestra Casa de Estudios.<br />
Quizás a algunos de los aquí presentes, informados sólo por la versión<br />
oficial de los medios de prensa local, les sorprenda que alguien con<br />
buen rendimiento académico haya participado de tales acciones. Pues les<br />
tengo noticias, aunque a las autoridades académicas y a otros les pese, la<br />
Toma fue enteramente ideada, efectivizada y conducida por estudiantes.<br />
Dice el escritor cubano José Martí: «un hombre que obedece a un<br />
mal gobierno sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre<br />
honrado. Un hombre que se conforma con obedecer leyes injustas no<br />
es un hombre honrado». No voy a detenerme ahora a hablar de la Ley<br />
Federal de Educación, ni de la Ley de Educación Superior. Quienes hoy<br />
nos graduamos de profesores hemos estudiado el modelo nefasto que la<br />
sostiene, los valores pobres que promulga, las innumerables contradiccio-<br />
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