Dossier: Louis Althusser - Dialéktica

DOSSIER ALTHUSSER / ORGANIZACIÓN Y POLÍTICA.
hace correctamente pero afirmando una obviedad: la TM es finita y limitada
al modo de producción capitalista, por lo que se opone a cualquier atisbo
escatológico (teleológico) que pretenda englobar todo el devenir de la humanidad
y su punto de llegada: el comunismo. Frente a la idea de que la TM
puede y debe, como filosofía de la historia, analizar, interpretar y predecir
(teóricamente) y transformar (prácticamente) in toto aquél devenir, A afirma
que la TM no es cerrada ni total sino abierta a las tendencias contradictorias
y a un porvenir aleatorio. Aquello viejo conocido de que no se pueden pensar
(ni resolver) problemas que no están en el orden del día ...
No puedo detenerme a reflexionar críticamente sobre la «extraña»
afirmación de A –con cierto aroma idealista y escatológico, justamente en
este texto !– sobre que la TM es «abierta y por lo tanto atenta, capaz de tomar
en serio y asumir a tiempo la incorregible imaginación de la historia» (las
negritas son nuestras), pero sí quiero referirme al punto en cuestión. Toda
teoría, no sólo la marxista, es finita, limitada y abierta a las tendencias
contradictorias de «lo real». No podría ser de otra manera. De cualquier
praxis puede y debe decirse lo mismo. Lo contrario es mesianismo teórico y
práctico, sea del color que sea ...
Teoría y praxis son como tales y en general mediaciones propias de la
praxis cultural humana (que por supuesto incluye lo que se denomina lo
teórico), praxis que no puede apartarse de sus necesarios y constitutivos
momentos componentes: natural, deseante, ergológico, sociativo e histórico-concreto.
Razón por la cual, teniendo presente los cinco momentos propios
de cualquier acción humana, resulta una trivialidad manifiesta afirmar
que una teoría y una praxis no son cerradas ni absolutas sino limitadas y
abiertas, ya que por constitución estructural de lo humano no podría ser de
otra manera ... ¿O acaso podemos hacer o encontrar una acción teóricopráctica
que pueda prescindir de algún momento de aquella relación constitutiva
de lo humano entre mediación-inmediación? ¿Podemos dejar de estar
en el orden de lo natural? ¿Apartarnos de la inmediatez que nos impone ese
orden? Pero, al mismo tiempo, ¿somos capaces de satisfacer, mediación mediante,
plenamente nuestros deseos? ¿Podemos dejar de lado el momento
de la mediación ergológica? ¿Es posible pensarnos como no sociativos? ¿O
por fuera de lo histórico-concreto?
A todas luces y sombras, no parece ser posible ninguna síntesis final:
«Lo que es racional, eso es efectivamente real, y lo que es efectivamente real,
eso es racional». Más que entender la afirmación de Hegel como fin de la
historia, hay que pensar en la teoría y la praxis como simples pero esenciales
mediaciones de todo lo que hace a lo humano, como igualmente originarias
e igualmente determinantes –sin preeminencia alguna entre ambas a
no ser la de la praxis entendida en sentido estricto–, por lo que todo docu-
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