Dossier: Louis Althusser - Dialéktica

ecién mencionado merece ser leído aunque más no sea como un logradísimo
ejemplo de tergiversación conceptual.
Se dice allí que las instituciones sociales que constituyen la sociedad disciplinaria
son en gran parte las mismas que aquéllas entendidas como sociedad civil.
Pero cuando se trata de enumerar las primeras se habla -como no podría ser
de otro modo- de la escuela, la cárcel, el hospital, y la fábrica, y cuando se
discuten las segundas la lista incluye -como no podría ser de otro modo- los
sindicatos, las iglesias, los medios de comunicación masiva y los partidos.
Para distinguirlo del de sociedad de control, se equipara allí el concepto
de sociedad civil con el de sociedad disciplinaria. Pero se lo remite
a un supuesto complejo de instituciones no-estatales, no-políticas que
median entre las fuerzas sociales y económicas inmanentes y las fuerzas
políticas y estatales que las trascienden y dominan. Olvidando al parecer
que el concepto de sociedad disciplinaria denota un conjunto de aparatos,
dispositivos o máquinas indisolublemente estatales y políticos que ejercen
el dominio en el propio plano de inmanencia.
Se confunden, en suma, en Imperio, dos conceptos referidos a conjuntos
que no coinciden. No coinciden en extensión, ni coinciden en intensión
(en el sentido de comprensión). Y no se confunden casualmente, sino
en virtud de la incompatibilidad de las dos tradiciones de pensamiento
político a las que pertenece cada uno.
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Y otra más
En el capítulo cuya lectura acabo de recomendar se sugiere que los componentes
de la sociedad civil hoy se van marchitando progresivamente. Y esto
da pie a un artículo firmado por Hardt en solitario (hasta los ex-convictos
italianos tienen sus límites), intitulado El marchitamiento de la Sociedad Civil
2 cuya lectura, en cambio, desaconsejo vehementemente.
Es que ese textito no hace más que trasladar la operación perpetrada
en Imperio contra Vigilar y Castigar y contra Capitalismo y Esquizofrenia,
al breve Post Scriptum sobre las Sociedades de Control que cierra las Conversaciones
de Gilles Deleuze. Pero con el agravante de que pone el acento en la
concomitancia entre el paso de una sociedad disciplinaria a una sociedad
de control, y el aparente debilitamiento de la sociedad civil en favor de la
sociedad política.
Si esta concomitancia se diera, cosa de lo más dudosa según se dis-
2 El título original dice «The Withering...», y la única traducción española de la que tengo
noticia elige traducirlo -erróneamente a mi entender- como «El Deprimiento...».