Dossier: Louis Althusser - Dialéktica
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DOSSIER ALTHUSSER / POLÍTICA Y ORGANIZACIÓN.<br />
do (separada del movimiento social) como operador funcional en el «nivel<br />
político» de las luchas. Según creemos, el desafío al que se enfrentan las<br />
experiencias de organización autónoma radica en pensar formas de<br />
institucionalidad que eviten esta escisión tan propia de las tradiciones de<br />
izquierda.<br />
En este sentido pareciera, a simple vista, que esta actitud de<br />
automarginación (sin lucha por el poder político) anti-jerárquica (sin constitución<br />
de nuevas instituciones representativas) fuese una superación del<br />
dualismo (social/político) que obtura la potencialidad emancipatoria de<br />
las experiencias de lucha. Dado que para esta línea de intervención militante<br />
es inconcebible una íntegra coincidencia –sin exceso ni defecto– de la<br />
sociedad con sus instituciones, ya no se trataría de «acumular» recursos<br />
sociales para dar el salto hacia el nivel político, sino que el mismo espacio<br />
social sería politizado (como diría <strong>Althusser</strong>: no se trata de «socializar la<br />
política» sino de «politizar lo social»).<br />
Sin embargo, aquellas críticas a las organizaciones autónomas que<br />
asumen una estrategia «romántica» o «ingenua» tienen, al menos, un «momento<br />
de verdad». Según nuestra lectura, en estas experiencias estamos<br />
frente a la reposición invertida de la escisión entre lo social y lo político:<br />
Mientras se rechaza toda mediación institucional de la fuerza material que<br />
se despliega en un proceso instituyente, se desconoce por completo que lo<br />
institucional es un pliegue más, aunque necesario, en la constitución de formas<br />
de sociabilidad alternativas. En este esquema, «lo político» sigue quedando<br />
«afuera», aunque ya no como el cielo superestructural al que hay que<br />
arribar, sino como el infierno tan temido del que hay que escapar.<br />
El propósito de una política así conceptualizada apunta, según entendemos,<br />
a la disolución de lo político mismo. Pero desde estas líneas<br />
postulamos que toda política es también sutura. El problema, en todos los<br />
casos, es cómo suturar y mantener a la vez la máxima permeabilidad posible<br />
al flujo de los procesos de activación.<br />
Alain Badiou (quien fuera discípulo de <strong>Althusser</strong>) propone para pensar<br />
esta problemática los conceptos de «política» y «gestión». Si la política es<br />
la actividad instituyente de creación, la gestión es el elemento, relativamente<br />
estático, de administración de lo existente. Si la política es, por definición,<br />
el elemento dinámico de todo proceso de subversión de lo existente, la gestión<br />
–aun en su variante de «auto-gestión»– opera como un residuo, un<br />
producto, un resto de la acción política. 9 Pero también como un insumo,<br />
9 Al respecto, el Colectivo Situaciones afirma que «cuando la política intenta suplir a la<br />
gestión se cae en un ‹idealismo elemental›. Cuando la gestión quiere suplir a la política se<br />
cae en un ‹materialismo vulgar› que acaba con el pensamiento y la práctica de la revolu-<br />
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