Dossier: Louis Althusser - Dialéktica

UNIVERSIDAD / LA ANOMALÍA SALVAJE.
anterior, la experiencia sedimentada a partir de la cual se mueve en su experiencia
actual. El sujeto con el miembro amputado actúa desde la totalidad
de un cuerpo anterior porque se mueve desde un ser, si bien pasado, presente
en la percepción. La intencionalidad del cuerpo no es la de la conciencia, no
es una voluntad consciente sino un «ir-hacia» que se despliega desde la
experiencia sedimentada y que se mantiene en tanto la misma experiencia
no lo transforme. 3 El nuevo límite del ser no lo da a conocer la conciencia, lo
va a mostrar la experiencia. No es sino el mundo, el diálogo con él, lo que
permitirá conocer ese nuevo cuerpo, lo que sedimentará un nuevo tipo de
relación, un nuevo ser en el mundo.
(* En nuestra medicina, lo que une -separa- «lo físico» y «lo psíquico» -al
igual que a las partes extra partes- es también una relación de exterioridad.
Incluso cuando «ambos» son contemplados, cuando se admite el efecto
de «uno» sobre «otro», uno y otro no pueden vincularse sino con posterioridad.
La acción sobre lo físico no actúa en el mismo momento sobre lo psíquico;
ella conforma un estímulo –aislable–, que eventualmente provocará una
respuesta. De ahí que la atención de esa respuesta, también aislable, sea
aislada: delegada a la especialidad a su cargo. Si concebimos al cuerpo en
su totalidad, sin embargo, si «la emoción se vive directamente en el cuerpo»,
no podemos dejar de considerar lo que el «efecto psíquico» de un
modo de accionar puede estar implicando, ya, en ese cuerpo. La recomendación
médica orientada a curar el cuerpo-cosa, desentendida del movimiento,
desatiende también el que ella misma auspicia en la totalidad del cuerpo
en el mismo momento en que desarrolla su práctica.
La obcecación por conservar «la vida» –«biológica»–, lo que descuida es al
ser humano en su totalidad. La exterioridad entre lo físico y lo psíquico deja
de lado la experiencia que los integra y desde la cual el ser en su totalidad se
3 Alguien con una pierna recién amputada se mueve desde la experiencia de un sujeto
con ambas piernas, aun cuando «racionalmente» esté al tanto de la amputación; porque
el cuerpo no sabe moverse desde este nuevo ser: es el cuerpo el que no sabe su falta. Su
intencionalidad, su ir-hacia, es el de un cuerpo anterior. Aunque la conciencia sepa de la
amputación, el cuerpo -el ser, en Merleau-Ponty- la ignora, actúa desde una experiencia
para la que la pierna está presente. Es sólo al caerse cuando realmente sabe su caducidad.
Conocemos nuestro cuerpo por el mundo; sólo en el moverse mismo desde la
presencia de un ser anterior -desde un sujeto que disponía del miembro del que ahora
carece-, se revelará su ausencia, en tanto el cuerpo, sin ese miembro, ya no puede relacionarse
con el mundo de la misma forma. El «cuerpo habitual» -la experiencia sedimentada-
sustenta el «cuerpo actual» -la experiencia presente-, a la vez que el cuerpo actual va
transformando el cuerpo habitual.
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