Dossier: Louis Althusser - Dialéktica
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mente inspirada por la ideología burguesa y por una concepción que reduce<br />
la política a su propio objetivo, Gramsci ha comprendido muy bien que<br />
«todo es político»; que por lo tanto no existe una «esfera de la política»; que<br />
, en consecuencia, si la distinción entre sociedad política (o estado) y sociedad<br />
civil define correctamente las formas impuestas por la ideología y la<br />
praxis burguesas, el movimiento obrero debe terminar con esta ilusión y sus<br />
disfraces, y hacerse otra idea de la política y del estado.<br />
En lo que concierne al estado, se trata ante todo de no reducir su<br />
realidad a la esfera visible de los aparatos solamente, inclusive disimulados<br />
detrás del escenario del aparato ideológico-político de estado (el «sistema»<br />
político). El estado siempre ha estado «ampliado»; y acerca de esto<br />
es necesario que nos entendamos bien, contra el equívoco de aquellos que<br />
consideran esta «ampliación» como un hecho reciente y que cambiaría los<br />
datos del problema. Son las formas de esta ampliación las que han cambiado<br />
(por cierto, ¿cómo no?) y no el principio de ampliación. Simplemente,<br />
me parece que hasta hace algún tiempo se ha estado ciego frente a<br />
la efectiva ampliación del estado, que era ya visible en la monarquía absoluta<br />
(para no remontarme más atrás) y en el estado del capitalismo imperialista.<br />
En lo que concierne a la política, se trata ante todo de no reducirla<br />
a las formas oficialmente consagradas como políticas por la ideología burguesa:<br />
el estado, la representación popular, los partidos políticos, la lucha<br />
política por el poder del estado existente. Si se entra en esta lógica y se<br />
permanece en ella se corre el riesgo de caer no sólo en el «cretinismo parlamentario»<br />
(expresión discutible), sino sobre todo en la ilusión jurídica de<br />
la política: puesto que la política es entonces definida a través del derecho,<br />
y este derecho consagra (y solamente) las formas de la política definidas<br />
por la ideología burguesa, incluida la actividad de los partidos. Un simple<br />
ejemplo local, muy por debajo de lo que ocurre en Italia: algunos industriales<br />
intentaron en Francia una serie de procesos ante los comunistas<br />
que iban a hablar a los obreros en los lugares de trabajo; los patrones<br />
tuvieron el derecho de su parte. Naturalmente, este derecho político y<br />
«social» es paralelo a una ideología jurídica que diferencia cuidadosamente<br />
la política de la no política. Esta ideología no es sólo una cuestión de ideas;<br />
se realiza, por ejemplo, en el aparato ideológico y sindical de estado: ¿cuántos<br />
sindicatos no reclutan a los trabajadores con la ideología del sindicato<br />
apolítico (inclusive explotando eventualmente un rechazo de la política<br />
en sentido burgués por parte de los trabajadores: por ejemplo, el<br />
anarcosindicalismo)?<br />
Tampoco se trata aquí de «ampliar» la política existente, sino de<br />
saber estar a la escucha de la política allí donde nace y se hace. En la<br />
dialéktica<br />
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