Dossier: Louis Althusser - Dialéktica

el que posibilita su sustento, y no es sino ese cuerpo –el que redunda del
«diálogo» con tal mundo– lo que reclama su práctica.
Es exactamente lo que le permite a la medicina ser -el grado de especialización
y tecnificación, que excede al campo de la ciencia, que nos atraviesa
en nuestra vida cotidiana, sin lo cual esta medicina no podría sostenerse-
lo mismo que justifica su hacer -el cuerpo que deriva de ese tipo de
relación con el mundo, necesita de esta medicina, no puede prescindir de su
intervención.
Una medicina mecanizada sólo se sostiene en un tipo de vida mecanizada,
un cuerpo mecanizado que requiere, a la vez, de esa medicina.
El cuerpo mecanizado es tanto una exigencia para que esta medicina pueda
constituirse como para que pueda accionar. Es un antes y un después -
lógico- necesario.
Que la medicina deje de lado el diálogo con el mundo no es una
mera «falta», una falencia a superar: es constitutivo de su modo de hacer, es
una exigencia para ser lo que esta medicina es.)
La perspectiva del ser en el mundo rechaza la escisión entre «lo psíquico»
y «lo físico»; los integra en la totalidad del cuerpo a partir de la experiencia.
Merleau-Ponty ofrece, entre otros, el ejemplo del «miembro fantasma»,
miembro amputado que el sujeto no deja de percibir, y donde su moverse
se desarrolla como si aún dispusiera de él, como si ignorara su falta –incluso
teniendo conciencia de ella.
Caso que suele ser explicado como una estimulación física que produce
un efecto psíquico, o como un estímulo psíquico que produce un
efecto físico («presencia efectiva de una representación» o «representación
de una presencia efectiva»). Contra ambas explicaciones, desde la
perspectiva del ser en el mundo el miembro fantasma no consiste en una
representación del miembro amputado, sino en su «presencia
ambivalente». El miembro amputado está presente en la percepción, justamente
porque ella no responde a una causalidad física, porque su presente
no es el presente de hecho.
En el presente de la percepción se hace presente un pasado; pero no
como «representación», el pasado no es evocado a modo de «recuerdo».
La percepción recupera un pasado y lo actualiza haciéndolo efectivo: el
pasado está presente en el presente de la percepción, el pasado es presente
en la percepción.
Lo que se hace presente es un moverse en el mundo, un modo de relación del
ser con él, que la experiencia ha ido sedimentando: un ser (en el mundo)
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