Dossier: Louis Althusser - Dialéktica

dialéktica 148
Slavoj Zizek
A propósito de La revolución blanda, Atuel/Parusía, 2005.
Slavoj Zizek ha devenido, meteóricamente, en un extraño fenómeno de consumo
para estudiantes de ciencias humanas (alguien lo denominó alguna vez «la estrella
de rock de la academia norteamericana»). Si bien su obra tiene méritos indudables,
éstos se conjugan con cierta autoconstrucción de la figura de «niño terrible
de la filosofía» desembocando en una versión «pop» del intelectual comprometido.
1
Su proyecto intelectual (concebido junto a la llamada Escuela de Eslovenia
de la que forma parte desde los ´70) consiste en una especie de «retorno a Hegel»
a partir de reinterpretarlo (contra su imagen actual de idealista-monista) como un
autor de la diferencia y la contingencia más radical; valiéndose para esta relectura
del psicoanálisis lacaniano (al que también lo interpreta a contracorriente: ya no
como perteneciente al campo postestructuralista sino, por el contrario, como ofreciendo
una ruptura radical con él). Así, intenta reponer los núcleos básicos de la
ilustración (la Verdad Universal, el Sujeto Político, etc.) luego de la herida radical
que le suministró a ésta la tradición que se remonta a Nietzche y Heidegger y que
llega hasta las producciones contemporáneas de Foucault, Deleuze y Derrida entre
otros. Para, de este modo, reconstruir cierto tipo de marxismo «sofisticado»
que pueda volver a las «simples y duras» verdades del pasado: la vanguardia «externa»,
la toma jacobina del poder, la centralidad de la clase obrera, etc.
En La revolución blanda Zizek extiende las líneas abiertas en su obra anterior
(A propósito de Lenin. Política y subjetividad en el capitalismo tardío) en lo que
podría entenderse como una única intervención político-intelectual contra las consecuencias
del postestructuralismo sobre el terreno de la política radical. De este
modo, el filósofo esloveno revisa críticamente lo que él llama las «falsas resistencias»
al capitalismo que abrevan, fundamentalmente, en el deleuzeanismo.
El núcleo duro del argumento de Zizek queda planteado en el primer capítulo
(«Un yuppie leyendo a Deleuze») donde sostiene la tesis de que la propuesta
1 No abundaremos en estos méritos de la obra de Zizek porque no son los que abundan
en el texto que estamos reseñando. Para quienes les interese puede verse, por ejemplo, el
tratamiento que hace de la noción de ideología en discusión con aquellos que consideran
que vivimos en un mundo “posideologico” a partir de considerar que “aun cuando no
nos tomemos las cosas en serio, seguimos haciéndolas” (idea que toma de Sloterdijk).
Ver El sublime objeto de la ideología, Siglo XXI, Bs. As., 2005