Dossier: Louis Althusser - Dialéktica
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orden y luego organiza aquellas diferencias dentro de un sistema de control. 32 Un<br />
ejemplo paradigmático que ilustra esto último, es el comportamiento del<br />
Estado canadiense en cuanto a la administración de la diferencia, a través<br />
de su encapsulamiento de las complejidades culturales bajo el rótulo de<br />
«minorías», poniendo en evidencia los alcances de este racismo imperial,<br />
categorizado teóricamente como multiculturalista.<br />
Estas políticas identitarias contribuyen, asimismo, a una redefinición<br />
del mercado mundial. El marketing, como expresión de este corrimiento, se<br />
constituye como ejemplo de ello. En términos de Hardt y Negri: el marketing<br />
mismo es una práctica basada en las diferencias y cuantas más diferencias existan,<br />
tanto más pueden desarrollarse las estrategias de marketing. Poblaciones cada vez<br />
más híbridas y diferenciadas presentan un número creciente de «mercados puntuales»<br />
a los que hay que dirigirse con estrategias de marketing específicas: una para<br />
varones gay latinos de entre dieciocho y veintidós años, otra para adolescentes<br />
chinas estadounidenses, etcétera. El marketing posmoderno reconoce la diferencia<br />
de cada mercancía y de cada segmento de la población y adapta sus estrategias de<br />
acuerdo con tales diferencias. Cada diferencia es una oportunidad. 33<br />
Por otra parte, otra de las críticas que podemos deslizar a estas miradas<br />
hacia lo Otro, que no dejan de estar vinculadas con lo anterior, tiene que<br />
ver con cierta idea homogeneizante y armoniosa respecto de los diferentes<br />
grupos culturales. Es decir que parten de una concepción de cultura como<br />
cerrada en sí misma, indiferenciada internamente, de una sociedad donde<br />
todos sus integrantes comparten iguales intereses y que, por lo tanto, se<br />
encuentra exenta de conflictos internos o relaciones de poder. Este desconocimiento<br />
del papel fuertemente ideológico de la cultura, termina erigiéndola<br />
como un fenómeno monolítico, desembocando en una mirada a partir de la<br />
cual todos los integrantes de una sociedad dada conciben, piensan y actúan<br />
sobre el mundo partiendo de una misma cosmovisión, sin fracturas,<br />
sin tensiones, y sin otredades al interior de cada cultura. 34<br />
Asimismo, y partiendo de este diagnóstico, se enarbola la neutralidad<br />
ética del/la antropólogo/a, especialmente postulada desde el<br />
relativismo, cayendo en un pseudo lugar de objetividad. Si partimos de la<br />
base de que no existe cosa tal como una sociedad homogénea, resulta insostenible<br />
el decreto de neutralidad valorativa impuesto a la investigadora<br />
32 Ibidem.<br />
33 Ibid., p. 141.<br />
34 Son las posturas relativistas y, particularmente, las multiculuralistas, las que llevan al<br />
extremo esta visión. Es nuevamente Jarvie, entre otros, quien critica esta visiónperspectiva:<br />
las sociedades están en interacción constante tanto con sus vecinas como, por así decir,<br />
con ellas mismas, con su historia, y que ningún sistema aislable de ideas o significados es<br />
nunca fijo o permanente” (1974: 173)<br />
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