Dossier: Louis Althusser - Dialéktica

EDITORIAL: FORMA Y CONTENIDO.
En la sección «Artículos varios», incluimos dos críticas antropogenealógicas
a la mirada del antropólogo: «Entre las lentes propias y las ajenas»
y «La antropología en la mira». En ambos artículos se muestra (mediante
el recurso a la genealogía foucaultiana) que el ojo del antropólogo no es el
punto de vista soberano que transforma el mundo en objeto de estudio, sino
la maquinaria óptica de una episteme que se corresponde históricamente
con las necesidades del Capital. Desmontar esa maquinaria óptica y
reensamblar las piezas para obtener un artefacto de combate y apuntar
contra su progenitor el Capital, es la tarea que emprenden ambos escritos.
Cabe finalmente aclarar que aquellas experiencias en las carreras de Historia
y de Filosofía, sumadas a otras como la revista de intervención política
de la carrera de Antropología «Astrolabia», la revista de estudiantes y graduados
de la carrera de Sociología «Eskalera Caracol», y los actuales ensayos
estudiantiles de creación de materias alternativas a las organizadas
catedráticamente (Epistemología en Antropología, Filosofía del s. XIX en Filosofía)
[ver «Agenda»], coloca, al menos, parte de la inconmovible estructura
académica sobre arenas movedizas. No exageramos. Pues aunque estos
sucesos no tengan lugar ni en la portada de los matutinos burgueses, ni en
la portada de la «prensa revolucionaria», provocarán efectos perdurables
tanto en las profundidades de la estructura académica que sostiene la universidad
como en la superficie de la trama social que la rodea. Desde hace
años la FFyL es una austera pero innovadora fábrica de activaciones políticas
cuyas experiencias prototípicas sirvieron más tarde como referencia en
luchas de mayor envergadura. Cualquier activista que haya participado,
por ejemplo, en el mayo estudiantil de 1999, ha sido atravesado por las
prácticas de autoorganización y de destitución de los representantes que se
generalizaron a fines de 2001 en las calles de Buenos Aires. Y, recíprocamente,
algunos de los debates que hoy tienen sede en la Universidad de
Buenos Aires tuvieron origen en aquellas jornadas de insurrección callejera.
Por eso no sería de extrañar que encontremos en la actividad que
recorre los pasillos, que irrumpe en los cursos, que perfora los claustros, que
germina en las reuniones y que circula en las publicaciones, un cifrado de
interpretación para futuros conflictos.
Martes 30 de agosto de 2005
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