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Dossier: Louis Althusser - Dialéktica

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DOSSIER ALTHUSSER / ORGANIZACIÓN Y POLÍTICA.<br />

posibilidad de pasar a la abolición del capitalismo y de su sustitución por<br />

un «otro». «Otro» que se delinea ya , «como un vacío» y, positivamente, en<br />

la sociedad capitalista. Decir que la teoría marxista es «finita» significa<br />

sustentar la idea esencial de que la teoría marxista es todo lo contrario de<br />

una filosofía de la historia que pretende «englobar», pensándolo efectivamente,<br />

todo el devenir de la humanidad, y capaz por lo tanto de definir<br />

anticipadamente de manera positiva el punto de llegada: el comunismo. La<br />

teoría marxista (si se deja a un lado la tentación de una filosofía de la historia<br />

en la que Marx a veces creyó y que ha dominado de manera aplastante la<br />

II Internacional y la fase staliniana) se inscribe en la fase actual y está limitada<br />

a ella: la fase de la explotación capitalista. Todo lo que puede decir del<br />

futuro es la prolongación «reticulada» y «en negativo» de las posibilidades<br />

objetivas de una tendencia actual, la del comunismo, que puede observarse<br />

en una serie de fenómenos de la sociedad capitalista (desde la socialización<br />

de la producción a las normas sociales «intersticiales»). Es necesario tener<br />

en cuenta que es a partir de la sociedad actual como se conciben la transición<br />

(dictadura del proletariado, a condición de no tergiversar<br />

instrumentalmente esta expresión) y la ulterior extinción del estado. Todo<br />

lo que se ha dicho sobre la transición no puede ser más que una indicación,<br />

inducida a partir de una tendencia en acción que, como toda tendencia según<br />

Marx, es contrarrestada por tendencias opuestas y no puede consumarse si<br />

no la realiza una lucha política de clase. Pero esta realidad no puede ser<br />

prevista desde ahora en su forma positiva determinada: es solamente en el<br />

curso de la lucha que las formas positivas pueden salir a la luz y al orden<br />

del día, descubrirse, hacerse realidad.<br />

Dadas así las cosas, la idea de que la teoría marxista es «finita»<br />

excluye por completo la idea de que sea una teoría «cerrada». Cerrada es<br />

la filosofía de la historia, ya que encierra en sí y anticipadamente todo el<br />

curso de la historia. Sólo una teoría «finita» puede ser realmente «abierta»<br />

a las tendencias contradictorias que descubre en la sociedad capitalista, y<br />

abierta también a su porvenir aleatorio, a las impredecibles «sorpresas»<br />

que no han cesado de marcar la historia del movimiento obrero; abierta y<br />

por lo tanto atenta, capaz de tomar en serio y asumir a tiempo la incorregible<br />

imaginación de la historia.<br />

En consecuencia, creo que debemos apartarnos por completo de<br />

la idea, que puede encontrarse en Gramsci, de que la teoría marxista es<br />

una teoría «total», la forma de una filosofía de la historia que culmina en<br />

una práctica del Saber Absoluto, capaz de pensar problemas que «no están<br />

en el orden del día», anticipando arbitrariamente las condiciones de<br />

su solución. Si la teoría marxista es en verdad «finita», es a partir de la<br />

aguda conciencia de su finitud que resulta posible plantear la mayor parte<br />

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