Dossier: Louis Althusser - Dialéktica
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ARTÍCULOS VARIOS / ANTROPOLOGÍA.<br />
postula como una sociedad simple, homogénea y de cambio lento- el ejercicio<br />
de crítica que realiza hacia la sociedad occidental (específicamente la<br />
norteamericana) es sumamente interesante. La comparación que realiza entre<br />
ambas sociedades supone un mismo proceso biológico de desarrollo de los<br />
sujetos sociales, sobre el que puede observarse un muy diferente proceso de<br />
desarrollo cultural. Describe a la sociedad samoana como una cultura en la<br />
que faltan los sentimientos profundos, en la que existe un oferta muy limitada<br />
de elecciones (lo que evita los conflictos) y en la que la ausencia de<br />
relaciones muy personalizadas de afecto especializado (sobre todo en el<br />
seno de una familia muy ampliada), sumada al contacto cotidiano con la<br />
muerte, el nacimiento y la sexualidad, permiten evitar infancias conflictivas<br />
y por lo tanto, la producción de individuos con problemas de personalidad<br />
y de socialización.<br />
A partir, entonces, del análisis de las prácticas culturales samoanas,<br />
se vuelve sobre la propia sociedad, sin idealizar a las primeras como el<br />
“buen salvaje” sino solo utilizando sus costumbres para “iluminar” las de<br />
la propia sociedad. Toma así una posición crítica explícita sobre muchas<br />
de las costumbres de la sociedad norteamericana y genera propuestas a<br />
partir de las samoanas -salvando las distancias que establece el hecho de<br />
ser dos sociedades completamente diferentes en tanto complejidad, composición<br />
social y disposición geográfico-climática. Se concentra sobre todo<br />
en una crítica a las relaciones familiares en las que el afecto se coagula en<br />
las figuras del padre y la madre; en la manera en como se aborda la sexualidad<br />
y los acontecimientos de nacimiento y muerte (como situaciones no<br />
naturales o anormales) produciendo personalidades traumatizadas; en la<br />
forma en que el sistema educativo trata a la disparidad de desarrollo en los<br />
niños, fortaleciendo al más apto sin esperar al más lento; y en la separación<br />
entre trabajo, juego y enseñanza que genera “actitudes extrañas” en los<br />
niños de la cultura occidental. Así, nos dice hacia el final, que «en todas estas<br />
comparaciones entre la cultura samoana y la norteamericana aparecen muchos puntos<br />
útiles solo en cuanto arrojan luz sobre nuestras propias soluciones, mientras que<br />
en otros es posible hallar sugestiones para realizar un cambio. Envidiemos o no una<br />
de sus soluciones a otros pueblos, la actitud hacia las nuestras debe ampliarse y<br />
ahondarse profundamente mediante una consideración de la forma en que otras<br />
culturas han enfocado los mismos problemas. Comprendiendo que nuestras formas<br />
no son humanamente inevitables ni decretadas por Dios, sino que son el fruto de una<br />
historia larga y tempestuosa, bien podemos examinar a la vez todas nuestras instituciones,<br />
puestas de relieve ante la historia de otras civilizaciones, y pesarlas en la<br />
balanza, sin temer encontrarlas defectuosas.» (Ídem: 215, 216)<br />
Lo que nos parece rescatable de esta actitud es la disposición a la<br />
producción de un conocimiento antropológico en función de hacer posible<br />
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